Han limpiado del polvo del pasado un camino cualquiera en Castrocalbón para que puedan pasar los señoritos del pueblo y, por el camino, así como que la cosa no quiere, se han cargado 1,2 kilómetros de calzada romana, la vía XVII, entre Astorga y Braganza. Podríamos llenar un periódico entero con toda la damnatio que hemos cometido los leoneses con el patrimonio y aún nos quedaría un fascículo por escribir con los restos, de esos que tampoco importan demasiado, quítale allá un palacio real o San Pedro de Eslonza. También nos han ayudado los foráneos, que casi acaban con San Isidoro y jugaron con los huesos de los reyes de Léon a las tabas entre ejecución, por poner un ejemplo.
Hoy escuchaba a alguien decir que en cada pueblo debería haber un arqueólogo municipal, que con el de la Junta no basta, aunque ya saben que lo de la Comisión también tiene lo suyo, como en el chiste de Forges. Vivimos en un país en el que molestaba todo lo que olía a antiguo y así hemos ido destruyendo la historia, cancelándola, y levantando efigies en honor al feísmo.
Amputamos la muralla romanos, tiramos los cubos, Puerta Obispo —no me quiero acordar del horror vacui que provocó el garaje de la Plaza Mayor— destruimos el edificio del instituto de la plaza de la Libertad, a punto estuvimos de que San Marcos fuera un apunte a pie de página en alguno de los libros de Ponga y ya nadie se acuerda del edificio de la Casa de Galicia de Villafranca, de los chalets de Padre Isla y La Condesa, de las casas de Santa Ana… esas que nos recordaban que un día León fue un pueblo como el que rememoramos en San Froilán. Sí, tenemos la manía de limpiar el pasado para no tener horizonte de futuro. Parece que no nos libramos de esta condena.
No sé qué será lo próximo, pero los alcaldes de Castrocalbón y San Esteban de Nogales aún no han querido hacer declaraciones, como si esto de responsabilizarse de los actos fuera una opción. Una calzada romana de dos mil años convertida en un camino de vacas. Será que lo merecemos.
La Delegación
Territorial de la Junta abre expediente administrativo
sancionador a los Ayuntamientos de Castrocalbón y de San Esteban de Nogales por
las obras promovidas por la Mancomunidad La Cabrera-Valdería que han afectado a
1,2 kilómetros de la calzada romana itinerario XVII.
Como ha recordado la delegada territorial, Ester Muñoz, y tras una llamada
telefónica realizada la semana pasada para denunciar el supuesto destrozo, el
arqueólogo del servicio territorial de Cultura se desplazó ayer hasta la zona
para comprobar in situ los supuestos daños causados.
Su informe preliminar señala que dicho camino, que toma el nombre de ‘Calzada
del Obispo o Calzada de Nuestra Señora’, tiene su origen en Astorga, la antigua
Astúrica Augusta romana y su fin en la ciudad también romana de Braga, o
Bracara Augusta, en Portugal.
Se trata de un itinerario antiguo muy bien identificado, especialmente por su
trazado y los importantes restos que aún atesora, consistentes en un ‘agger’ o
terraplén muy destacado sobre los terrenos circundantes y que tiene uno de sus
mejores ejemplos en el Monte de la Chana, en Calzada de la Valdería-Castrocalbón,
en un tramo de aproximadamente 3,8 kilómetros.
En la inspección realizada ayer se comprueba que las obras llevadas a cabo hace
unos días en este trazado han afectado a aproximadamente 1,2 kilómetros del
antiguo itinerario romano, desde el comienzo de aquellas en el paraje
denominado los ‘Corrales de la Devesa’ hasta su fin en el de ‘La Chana’, cerca
de la Fuente del Robledo.
La calzada romana presenta, en buena parte de su recorrido por el ‘Monte de la
Chana’, la particularidad de haber sido reservada por un camino que discurre
paralelo a ella, circunstancia a la que se debe su conservación, pero tal
camino ha sido ahora agrandado considerablemente en su anchura y dotado de
cunetas que lo flanquean a ambos lados, lo que ha afectado en su ‘agger’ o terraplén,
ya que la calzada va por este lado.
Por tanto, y ante la supuesta infracción contemplada en la Ley de Patrimonio
Cultural de Castilla y León, la Junta abre expediente administrativo a los dos
ayuntamientos implicados.
De manera paralela, este miércoles se ha recibido el atestado de la Guardia
Civil e informan al servicio territorial de que previsiblemente se abran
diligencias penales por lo que el trámite administrativo quedaría paralizado
hasta dirimirse la vía penal.
La Asociación
Hispania Nostra denunció este miércoles que el Ayuntamiento de Castrocalbón cometió entre
los días 13 y 19 de marzo un “atentado patrimonial” al “arrasar por completo”
con maquinaria pesada cerca de 1.500 metros de la calzada romana del municipio, a
la que se refirió como “una de las mejores calzadas romanas de España”.
Desde Hispania Nostra lamentaron que, “después de haber resistido bien el paso
de 2.000 años de historia”, la muralla “sucumbió en pocos días” ante la
“potencia destructora” de la maquinaria pesada y las motoniveladoras, por las
que “ya no queda ya ni rastro de un legado romano bimilenario”.
Fue el ingeniero Isaac
Moreno, uno de los mayores expertos en calzadas romanas de España, quien
dio la voz de alarma a través de su canal de YouTube, que cuenta con casi
90.000 suscriptores, mediante un vídeo en el que relata que, en la semana del
13 al 19 de marzo, se procedió a construir un nuevo camino con maquinaria
pesada que han destruyeron cerca de kilómetro y medio de calzada romana
“perfectamente conservada”, que hacían de ella “una de las mejores de la
provincia de León y de toda Castilla León”, que además de trataba de “un bien
patrimonial catalogado, perfectamente conocido en la comarca y señalizado
expresamente para el conocimiento de todo el mundo”.
Hispania Nostra lamentó este hecho “luctuoso”, al tiempo que solicitó que se
tomen “las medidas oportunas” y pidió que lo ocurrido sirva para “concienciar a
toda la sociedad del inmenso acervo patrimonial que atesora el país” y de que
es su deber “velar por él, mantenerlo y protegerlo para legarlo a las
generaciones futuras”.
Para arreglar un
camino «a ninguna parte» se han cargado la calzada
romana XVII que unía la antigua Asturica Augusta con la ciudad de Braga. Una de
las principales rutas de comunicación en Hispania y una de las que mejor
se conservaba 2.000 años después de su construcción.
La maquinaria pesada
ha arruinado en Calzada de la Valdería (Castrocalbón) aproximadamente 1.500
metros de un itinerario bimilenario trazado en época del emperador
Vespasiano. Una larga herida abierta imposible de restañar. «Ni a mano se
podrían volver a colocar las piedras en su sitio». «Es una catástrofe», afirma
el ingeniero y uno de los mayores expertos en calzadas romanas de España Isaac
Moreno, que ha decidido denunciar los hechos ante la Fiscalía de Medio
Ambiente. «Espero que haya consecuencias penales», afirma, tras calificar de
desolador el paisaje que ha dejado tras de sí una máquina motoniveladora.
Ruta comercial y de
conquista
Si la Vía Nova y la
Vía XVIII del Itinerario de Antonino permitieron el traslado del oro procedente
de las explotaciones auríferas de las Médulas, la Astorga-Braga es, además de
una ruta comercial, una calzada de conquista, destaca Moreno, uno de los mayores
divulgadores de estas vías a través de su web viasromanas.net.
Moreno no comprende
cómo han permitido que el asfaltado de un camino agrícola, sin práctica
utilidad, arrase la calzada de la Chana. Y le resulta ilógico porque el tramo
de Castrocalbón está muy señalizado, es perfectamente visible y todo el mundo
lo conoce. No solo hay señales modernas, sino que es una de las calzadas de
toda Europa que preserva mayor número de miliarios (los mojones colocados por
los romanos cada mil pasos para marcar las distancias). Hay cinco miliarios en
la parte española de la vía. La motoniveladora también ha dejado inservible un
cartel explicativo a pie de la calzada.
La Junta, que conoce
ya los hechos, deberá determinar qué medidas adopta y si es posible recuperar
en parte el trazado arrasado. «Es el tercer atentado contra una vía romana en
los últimos seis meses en Castilla y León», subraya Moreno.
Destruir porque nadie
protesta
El alcalde del
municipio, el socialista Luis Antonio Cenador, está «ilocalizable». El ‘accidente’,
que se ha llevado por delante casi un kilómetro y medio de vía romana, se ha
producido durante las obras de mejora de viales rurales que ha asignado la
mancomunidad de La Cabrera-Valdería a los municipios que la conforman. En
declaraciones recogidas por la agencia Efe, Cenador se habría alegado que la
actuación contó con una memoria pública a la que no se presentó ninguna
alegación.
En la zona de
Castrocalbón la Vía XVII discurre junto a varios recintos castrenses; en
concreto, tres campamentos de planta cuadrangular. Y a lo largo de la calzada,
que desemboca a pocos kilómetros en la mítica Petavonium, se preservan las
ollas de extracción de piedras para ejecutar este itinerario, que muchas veces,
como ahora, están inundadas y dejan un paisaje singular. Isaac Moreno recuerda
que Carlos Lemaur, ingeniero que en el siglo XIX proyectó la carretera
Astorga-La Coruña, se preciaba de haber descubierto la calzada romana de
Astorga a Cacabelos, y se empeñó en seguir aquella misma ruta.
Moreno lleva años denunciando
que las parcelaciones, la ignorancia, el abandono y las obras públicas han
provocado estragos en las vías romanas. Asegura este experto que «lo que queda»
de calzada romana en Castrocalbón «no es tan valioso como lo que se ha
destruido».
Pese a la belleza de estos caminos empedrados, hay otros en la provincia
que también han sido devastados. En 2014 la Vía romana del Esla entraba en la
Lista Roja de Hispania Nostra por desidia, desprendimientos y riesgo de
desaparición.
o Las obras de
reparación de la cubierta del monasterio de Santa María, en el municipio leonés
de Gradefes, anunciadas a finales de noviembre del año pasado, han terminado
tras una inversión de 52.000 euros.
El secretario técnico
territorial, Avelino Crespo, ha firmado el acta de fin de obra esta semana por
lo que su ejecución se ha llevado a cabo antes de lo previsto, en menos de
cinco meses.
La Junta de Castilla y
León, a través del Servicio Territorial de Cultura, invirtió un total de 52.082
euros, incluyendo la ejecución de la obra y los honorarios técnicos. La
intervención ha consistido en el levantamiento de las tejas y un repaso de la
cubierta sin que los trabajos hayan supuesto una obra estructural.
El monasterio fue
declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento en 1985, y su
entorno de protección delimitado por Decreto 147/2001, de 17 de mayo de 2001.
El conjunto monacal
está formado por un núcleo inicial correspondiente a la época de la fundación y
constituido por la cabecera de la iglesia y el crucero, la sacristía, la sala
capitular y el claustro reglar, una segunda fase con el coro de siglo XVII
situado al noroeste del anterior, una gran ampliación del siglo XVIII con
celdas en torno a un nuevo patio situado al este, y un edificio de 1975 con las
nuevas celdas y situado al suroeste.
La zona más antigua y
de mayor valor artístico es la cabecera de la iglesia, de estilo románico de
transición, toda ella en piedra de sillería, que se singulariza por la
existencia de una girola y cinco ábsides, poco frecuente en los monasterios
cistercienses españoles y único caso en los femeninos, y que parece rodear un
ábside preexistente. Consta de cinco tramos con arcos apuntados y peraltados y
cinco ventanales de medio punto en la parte alta. La zona del crucero es del s.
XIV y de factura gótica. Se vislumbra el arranque del primer tramo de la nave,
o naves a juzgar por la existencia de dos pilares exentos. El templo conserva
algunos sepulcros, destacando el de un matrimonio de nobles (posiblemente los
fundadores) y otro que parece ocupar el vano donde pudo estar la entrada
primitiva a la iglesia.
La nave que acoge el coro, de diseño clasicista, está descentrada con
respecto al eje de la iglesia y consta de cinco tramos separados con arcos
fajones y con lunetos. Su traza es del maestro José Álvarez de la Viña y se
contrata en 1705. Está ejecutada con ladrillo y mampostería y enlucida
completamente en el interior.
PROMONUMENTA PARTICIPA EN UNA HACENDERA PARA RESCATAR LAS RUINAS DE LA ERMITA DE SAN FÉLIX, EN EL BERCIANO VILLAR DE LOS BARRIOS
Texto y fotos: David Gustavo López
Una vez más, la Asociación
de Amigos del Patrimonio Cultural de León PROMONUMENTA ha realizado una de sus
conocidas hacenderas en territorio berciano.
En esta ocasión -el sábado 25 de marzo- ha sido en la localidad de
Villar de los Barrios, en el término municipal de Ponferrada, a donde se acudió
por solicitud del propio pueblo y, en particular de D. Nicolás de la Carrera,
que viene luchando desde hace varios años por el resurgir cultural de esta
localidad junto con las de Salas y Lombillo.
El motivo ha sido despejar
de maleza y escombros la llamada Torre de San Félix, perteneciente a la ermita
de este mismo nombre -para algunos vecinos, iglesia del antiguo pueblo de
Villar, que se situaba en este emplazamiento antes de reubicarse en el lugar
actual-. Se halla en el conocido Soto de castaños, en la margen izquierda del
arroyo Valdecandín, a media ladera del monte conocido como El Castro, en cuya
meseta de la cima pueden observarse las típicas ruinas de este tipo de poblados
de origen astur, siendo también visibles su foso y parapetos.
La torre de San Félix, que
una vez desbrozada ha mostrado vestigios de sus cimentaciones y algunos restos
de muros, se muestra como parte de un templo de planta rectangular y una sola
nave que se alzaba anexionado a ella, construido en mampostería de esquisto.
Estos trabajos fueron supervisados por el arqueólogo de Promonumenta Emilio
Campomanes.
La hacendera, en la que
participaron unas treinta personas, veinte de ellas llegadas desde León, y las
restantes vecinos del pueblo y algunos socios de Promonumenta residentes en El
Bierzo, se amplió también al desbroce y acondicionamiento de los caminos de
acceso y al apilamiento junto a ellos de los troncos y ramajes resultantes de
labores de selvicultura efectuados por los vecinos en El Soto.
Las últimas horas de la
tarde, guiados por el sacerdote y párroco del lugar, fueron dedicadas a visitar
las riquísimas iglesias y ermitas de Villar, Salas y Lombillo, donde se guardan
algunos de los retablos renacentistas más valiosos del Bierzo.
El Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) publica este lunes el acuerdo
del pasado 16 de marzo, tomado en el seno del Consejo de Gobierno de la Junta,
por el que se declara la villa leonesa de Bembibre como Bien de Interés
Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto Histórico. El Ejecutivo autonómico
delimita como zona afectada por esta figura de protección la comprendida por la
iglesia de San Pedro, en el centro de la plaza, así como la del castillo y
recinto murado de la localidad.
Según ha manifestado la Junta mediante un comunicado remitido a Ical tras el
Consejo, Bembibre se localiza al noroeste de la provincia de León, en la
comarca de El Bierzo Alto, en el valle de Boeza, zona de media montaña en una
ubicación “estratégica y favorable”. Su origen se remonta al asentamiento de
algunos castros romanos de reducidas dimensiones en la confluencia de la Vía
Augusta y la Vía Nova romana, siguiendo el itinerario Antonino. “Su estratégica
ubicación y las circunstancias geográficas favorables convierten a Bembibre en
una próspera e influente villa medieval, relevante núcleo comercial, puerta de
la zona berciana y de acceso a Galicia”, añade el expediente.
A lo largo del siglo XII y principios del XIII, Bembibre fue
sede condal y núcleo urbano en el que convivieron comunidades de diferente
signo religioso. Conserva un patrimonio edificado testigo de la evolución
económica y social correspondiente a diversos momentos históricos de la ciudad.
En el centro neurálgico de la villa destaca la plaza donde se alza la iglesia
parroquial de San Pedro. Su construcción tiene su origen en el siglo XII como
sinagoga, pero desde finales del siglo XV y hasta su destrucción por un
incendio durante la Guerra Civil se destina al culto cristiano. La actual
iglesia conserva de la fábrica antigua la puerta románica del siglo XII y
restos de los siglos XVII y XVIII. Alrededor del templo se desarrolla la plaza
porticada como lugar tradicional de reunión social, económica y religiosa del
conjunto.
En la parte más elevada de la villa y alrededor del castillo se asentaba,
protegida por el recinto murado, la población en la Edad Media. Tanto el
castillo como la iglesia se configuran como los principales elementos
históricos y de desarrollo del núcleo medieval de Bembibre. En el siglo XVIII
la villa se agrupa sobre una elevación o castro, en cuyo extremo sur se alza un
derruido castillo. Las casas de la población son de una y dos plantas, con
paredes de barro y pizarra y cubierta de teja y losa. Las calles son tortuosas,
retorcidas y algunas empedradas.
El conjunto histórico
En la actualidad, Bembibre, que se configura como un “valioso documento histórico”,
expresión de la forma tradicional de vida y su evolución a lo largo de la
historia, es una villa con un fuerte carácter industrial que presenta un
conjunto histórico heterogéneo, en el que aún se reconocen los rastros de su
trama urbana.
El conjunto conserva algunos ejemplos de arquitectura popular berciana, que se
caracteriza por el uso de materiales predominantes de la zona, como la piedra,
la madera y la pizarra. La tipología constructiva se estructuraba en una planta
baja, donde se encontraba un local comercial precedido por un soportal que lo
resguardaba de las inclemencias del tiempo, y una planta superior configurada
como vivienda.
Asimismo, el conjunto conserva ejemplos de edificaciones burguesas, testigos
del auge del carbón y de la trama urbana en que se asienta, así como destacados
inmuebles de arquitectura modernista, reflejo de la importancia de la burguesía
industrial de principios del siglo XX, ubicados en su mayor parte en la calle
señorial que unía la Plaza Mayor con el que era el barrio de la Estación.
A pesar de que la configuración actual de la villa de Bembibre ha perdido en gran
parte su estructura y morfología medieval, se trata de un asentamiento
histórico con una estructura física característica de los recintos amurallados,
que conserva su original trama urbana y un conjunto de bienes inmuebles con
características uniformes que le confieren “una identidad digna de su
preservación y conservación”.
SOCIEDAD La Plataforma que lucha por su
puesta en valor como recurso turístico pide a la Fundación Fustegueras,
encargada de este patrimonio que se alíe al Ayuntamiento de Ponferrada para
conservarlo
La Plataforma
Castillete de San Blas Sumando Sueños aplaude que la Fundación
Fustegueras, propietaria del edificio, que piden poner en valor como recurso turístico,
haya comenzado a cumplir con las obligaciones «que marcan sus
estatutos» desbrozando y acondicionando la finca, abandonada a su suerte
hace 60 años, pese a ser un espacio único, a orillas del Boeza.
La Plataforma aplaude
que «por fin, la Fundación comienza a asumir sus obligaciones que se recogen en sus
propios estatutos: administrar los bienes y derechos que integran el patrimonio
de la Fundación, manteniendo plenamente el rendimiento y utilidad de los mismos
(Artículo 21), y mantener en buen estado de conservación y producción los
bienes y valores de la Fundación y cumplir en sus actuaciones con lo
determinado en las disposiciones legales vigentes (Artículo 22)».
La Fundación
Fustegueras acomete trabajos de acondicionamiento en la finca de San
Blas, en el entorno de su castillo.
La parte sobre la que se actúa es la más alejada de la Residencia y la más
próxima al puente sobre el Boeza, delimitada por el puente, la valla, el cauce del arroyo
Valdegarcía y el propio río Boeza. Es esa zona precisamente la que contiene
el castillete y los árboles de mayor valor y singularidad.
Ya el pasado mes de septiembre se hizo una importante tala de
chopos, especies invasoras y vegetación incontrolada en la zona que envolvía y
ocultaba su castillo, ganándole a la finca una superficie de unos 4.000 m2 «que ahora
bien podría ser aprovechado para acondicionar ese terreno, con un
buen proyecto de actuación para replantar árboles de especies
autóctonas y crear un jardín botánico», solicita la Plataforma.
«La única medida de protección que se le ocurrió a alguno de sus
administradores fue la construcción de una polémica valla, ejecutada
sibilinamente en el verano de 2016, infringiendo las condiciones de las normas
urbanísticas municipales y de Carreteras, y que lejos de conseguir el fin
perseguido es objeto de continuos destrozos, no evitando que la gente siga
entrando», afean. Además, la valla «solo protege 200 metros del perímetro» y la finca es
fácilmente accesible por otros lugares, algo, por otro lado, beneficioso por
ser este un lugar único que dar a conocer, aunque es cierto que ha habido ciertos
actos vandálicos, como pintadas en el castillo o botellones. «Mucho de eso se podría
evitar si la
finca estuviese mínimamente acondicionada como un área de descanso, por
ejemplo, con sus senderos, bancos, papeleras, carteles indicativos e
informativos», apunta la Plataforma, y no con una valla.
Acusan a la Fundación de mantener un empeño exagerado de mantener la finca como
una propiedad privada, «cuando en realidad no es de nadie
en concreto, sino que es un bien a administrar, mantener y dar utilidad por una
Fundación en la que sus miembros, como todos en esta vida, estamos de paso».
Recuerdan que, por
voluntad testamentaria, la finca de San Blas y su castillo» son y serán
siempre un patrimonio a administrar por la Fundación Fustegueras pero son también
patrimonio de Ponferrada, y patrimonio cultural, y como tal, es un legado común
en cuya protección, valoración y activación debería participar el conjunto de
la sociedad, o al menos ser tenida en cuenta». Por eso la Plataforma lleva
años solicitando el cuidado de la finca y la rehabilitación y protección de su
castillo, para el disfrute cuidadoso de la ciudadanía, peregrinos y visitantes.
La Plataforma además, considera que podría ponerse en valor este espacio dentro
de las actuaciones
del Anillo Verde que se están desplegando ya por la ciudad «encajaría
a las mil maravillas la finca de San Blas, si hubiera voluntad política y
consenso con la Fundación, ya que se incluyen actuaciones de recuperación
medioambiental, reforestación, acondicionamiento de sendas, mejora de las
riberas de los ríos y puesta en valor de los espacios naturales y culturales
del entorno».
La finca de San Blas, muy próxima a la actuación proyectada para el antiguo
vertedero de Campo, en parte ya está afectada por dicho proyecto, por la mejora de la
ribera del río Boeza en el tramo comprendido entre el puente Boeza y el embalse
de Montearenas, «pero buena sería su inclusión entre las otras actuaciones
previstas para la ciudad (desbroces selectivos, eliminación de especies
invasoras, plantaciones con especies autóctonas, especies arbustivas y creación
de zonas de pradera, colocación de cartelería interpretativa, colocación de
cajas nido para aves y murciélagos, etc…».
Estas
primeras actuaciones son un empuje de optimismo para el sueño de la
Plataforma » y el talante de su nuevo presidente abierto al diálogo y
sensible a las demandas de la sociedad». Pero pide a la Fundación
que «se deje ayudar y acepte el ofrecimiento del Ayuntamiento para ocuparse de
su cuidado y mantenimiento, aportando medios técnicos y humanos de los que la
Fundación no dispone, e incluso optar a subvenciones de rehabilitación».
Considera la Plataforma, tras estos primeros pasos que el entendimiento entre
Fundación y Ayuntamiento «es imprescindible para una buena gestión
de la recuperación medioambiental de la finca y para la rehabilitación de su
castillo».
El centro de visitantes de la Peña del Seo contará con un tejado con efecto
espejo para reflejar la montaña
Vista
del poblado de la Piela en la ladera de la Peña del Seo, donde solo queda una
casa con tejado de pizarra, con la mina del wólfram arriba a la derecha.
Corullón invierte 300.000 euros, con fondos en su mayor parte de la Diputación,
para resucitar las ruinas del wólfram. L. DE LA MATA
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Los
obreros de Drainsa, empresa local de la vecina Dragonte, han desescombrado y
desbrozado el poblado, que alojó entre 1953 y 1958 a los mineros del wólfram
antes de quedar abandonado. L. DE LA MATA
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El
centro de visitantes, polifuncional, permitirá reconstruir el edificio de lo
que fue el antiguo cuartel de la Guardia Civil en el poblado. El wólfram, oro
oscuro del Bierzo, llegó a ser un mineral muy codiciado. L. DE LA MATA
El último habitante
del poblado del
wólfram, la barriada de cuarenta casas que durante cinco años en la década de
los cincuenta alojó a los trabajadores de la mina de la Peña del Seo en
Corullón, es un mochuelo de mirada turbia que observa a los intrusos, suspicaz,
desde el dintel del único tejado de pizarra que ha sobrevivido al paso del
tiempo. El mochuelo mira con ojos intensos al alcalde del municipio, Luis
Alberto Arias, que enseña a este periódico la vivienda que ocupó Jovino García, el
guarda que veló por las ruinas del poblado hasta su jubilación, los
últimos años desde la casa de Cadafresnas que compartió con su mujer hasta su
fallecimiento. «Aquí tenemos un habitante. Te vigila en el dintel», bromea
Arias con el periodistas mientras señala al ave silenciosa. Y el mochuelo ni se
inmuta.
Si no le espanta el
ruido de las obras que
hasta el próximo mes de septiembre reconstruirán, unos metros más
arriba, el edificio de lo que fue el antiguo cuartel de la Guardia Civil para
abrir un centro multifuncional —que sirva a la vez de recepción de las visitas,
refugio de caminantes y espacio sociocultural que lo mismo acoja un concierto,
una exposición que una cata de vinos del Bierzo—el mochuelo será testigo de
cómo se invierten los 300.000 euros con los que la Diputación de León y el
propio Ayuntamiento de Corullón quieren resucitar una leyenda; la del poblado
de la Piela y la única mina de wólfram que funcionó en toda Castilla y León.
Con los andamios
puestos en el viejo cuartel destechado, la calle principal del poblado
despejada de maleza, como las fachadas de las cuarenta casas en ruinas, el
proyecto firmado por la arquitecta Itziar Quirós y ejecutado por la pequeña
empresa local de Dragonte Drainsa quiere, en primer lugar, que todo el poblado
siga pareciendo un ruina, aunque una parte vaya a dejar de serlo. En
segundo lugar, explica Quirós por teléfono, que sea un lugar útil para los
vecinos tanto como para los visitantes, senderistas, cicloturistas, paseantes,
y quienes se acerquen al poblado de la Piela sugestionados por las
historias que se han tejido en torno a la Peña del Seo, incluyendo la novela
del recientemente fallecido Raúl Guerra Garrido, El año del wólfram,
finalista en 1984 del Premio Planeta.
El mochuelo se queda
en su dintel, pero la niebla acecha desde el pico de la montaña, con las obras
paradas porque es sábado. Aunque el día está plomizo, pasan dos
corredores con un perro cubierto de barro. Poco después, curiosea en el poblado
un senderista bien equipado, que se detiene a contemplar las piedras. Cuando el
Ayuntamiento termine en el próximo mes de acondicionar toda la pista de casi
cinco kilómetros que une el poblado con Cadafresnas —ya invirtió 60.000
euros en ensancharlo— será aún más fácil acceder en coche. El convenio que
Corullón tiene firmado con la cementera Cosmos, le facilitará toda la
gravilla necesaria para llegar hasta La Piela y que los turismos circulen
por la pista sin rodar sobre tantos charcos cuando llueve.
El tercer objetivo de
las obras es rendir homenaje al paisaje inmenso que rodea al poblado, con unas
vistas que se podrán disfrutar desde el propio centro de visitantesl. El
edificio incluirá además un tejado a cuatro aguas de madera contralaminada
y con paneles de un material de composite de aluminio —Stacbond Mirror—
que fabricará la factoría de Stac en Villadecanes (Toral de los Vados) y que
aportará al edificio una dimensión simbólica: el efecto espejo del material
atrapará el reflejo de la Peña del Seo y del paisaje que rodea al poblado.
«Depende de donde esté el sol se verá la peña o la ladera», explica el alcalde,
al pie de la hormigonera de Drainsa y un montón de arena para mezclar con el
cemento.
Luis García, el primer
niño que nació en el poblado de La Piela. CORTESÍA DE LUIS
GARCÍA
El poblado de La Piela
lo terminó de construir en 1953 la Compañía Minera Montañas del Sur que
explotaba la mina del wólfram. Pero para 1958, el precio del mineral que
ambicionaban los nazis y los aliados durante la Segunda Guerra Mundial y que
enriqueció a más de un contrabandista mientras duró el conflicto, ya no hacía
rentable la explotación. Cerró la mina. Cerró el poblado, excepto la casa de
Jovino García, que vivió allí con su familia unos años más. Y cuando
García también se fue a Cadafresnas, comenzó el expolio de los materiales de
las viviendas. Así que las obras que ejecuta Drainsa le devuelven ahora al
poblado algo de lo que los años le quitaron.
Y lo que haga el
Ayuntamiento con el centro de visitantes a partir de septiembre dependerá de
las ayudas que pueda recibir para contratar personal y de la reorganización
interna de los trabajadores municipales. A Arias le gustaría que estuviera
abierto al menos en verano, los fines de semana y para actividades puntuales.
Para una segunda fase
—y el alcalde ya tiene en mente pedir nuevos fondos al Plan R del Instituto
Leonés de Cultura de la Diputación—quedará el arreglo de la casa del vigilante,
hoy convertida en la vivienda del mochuelo. Está por ver si para entonces, el
último habitante de la casa que ocupó la familia de Jovino Arias, y donde nació
el primer niño del wólfram, su hijo Luis García, sigue ocupando su lugar de
privilegio en el dintel de madera o ha levantado el vuelto para unirse al resto
de leyendas de esconde la Peña del Seo.
Castilla y León, a la cabeza en potencia eólica instalada
ENERGÍA La Comunidad fue la tercera del país
con mayor potencia eólica instalada en 2022 con 105 MW, tras Castilla-La Mancha
y Aragón
La comunidad autónoma de Castilla y León continúa a la cabeza
de España en potencia eólica
instalada con un total de 6,5 GW, más del diez por ciento del total nacional,
situado en 61 GW. Además, la Comunidad sumó un total de 105 MW nuevos durante
2022, lo que sitúa a Castilla y León en tercer lugar tras Castilla-La Mancha
(837 MW nuevos) y Aragón (492 MW nuevos).
Así lo refleja la información compartida con Ical por parte de la Asociación Empresarial
Eólica (AEE), que sitúa en el segundo lugar del total de la potencia eólica instalada a
Aragón (4,9 GW) y Castilla-La Mancha (3,9 GW)
En el conjunto del país, la cifra exacta de 1.670 MW eólicos instalados en 2022
se traduce en 395 nuevos aerogeneradores, siendo una tecnología clave en el mix
energético por su aportación a la cobertura de demanda y la primera por
potencia instalada. En términos de energía final, la eólica es la principal
fuente de energía
autóctona de España.
Además, el año pasado la eólica fue un elemento clave para que el precio de la
electricidad en España no se incrementase tanto como en otros países,
consiguiendo que los ciudadanos españoles ahorrasen más de 8.252 millones de
euros en la factura
de la luz. El efecto reductor de la eólica en el acumulado de 2022 fue de 31,25
euros por MW hora.
La nueva potencia eólica instalada en España supone el 8 por ciento del total
en Europa. De esta manera, el
país se sitúa como el sexto en el ranking de países que mayor potencia eólica
han instalado en Europa en 2022, por detrás de Alemania, Suecia,
Finlandia, Francia y Reino Unido.
España es el segundo país europeo con más potencia eólica instalada, el 12 por
ciento del porcentaje total, por detrás de Alemania con más de 66 GW. El
tercero es Reino Unido (29 GW), seguido de Francia (21 GW), Suecia (15 GW) y
Turquía (12 GW). Todos ellos suman dos tercios de la capacidad total instalada
en Europa.
Actualmente, la energía eólica en Europa produce más del 17 por ciento de la
electricidad que se consume en el continente y tiene una potencia acumulada de
255 GW, de los cuales 30 GW son de eólica marina.