La ruta de
los retablos platerescos leoneses seguirá siendo invisible. Sin letreros, no
hay itinerario. Nueve localidades del Cea y Alto Esla —Yugueros, Cistierna,
Valdavida, Valdescapa, Celada de Cea, Joara, Sahagún, Gordaliza del Pino y
Vallecillo—, que quieren rentabilizar su valioso patrimonio para espantar el
fantasma de la despoblación, han pedido a la Junta que se involucre en el
proyecto. Básicamente, se trata de señalizar un itinerario que estas
localidades esperaban poder divulgar entre los peregrinos a Santiago y con la
exposición de Las Edades del Hombre de Sahagún.
Tras pedir
ayuda a principios de mes a la Junta, la respuesta de la Dirección General de
Turismo ha sido «un jarro de agua fría», dicen. Les «anima» a que soliciten las
ayudas que consignan anualmente para «la mejora de la calidad de las
infraestructuras turísticas en entidades locales de menos de 20.000
habitantes». Una línea de subvenciones que contempla la señalización turística.
Este año se prevé que la convocatoria se publique en verano. La Junta también
indica que uno de los ayuntamientos se responsabilice de presentar la solicitud
de ayuda. Recuerda que «las señales que pretendan colocar en carreteras de
titularidad estatal requieren un procedimiento muy costoso, previo a la
solicitud de autorización para su colocación y su inclusión en el denominado
catálogo Sistho». Sin embargo, actualmente el cupo de señales que se pueden
solicitar está agotado. Finalmente, recomienda que se centren en las señales de
carreteras regionales, provinciales y locales.
LNC Domingo Viven allí pero les niegan la
condición de pueblo y sus derechos, ni luz, ni agua, ni carretera
Es muy
difícil explicar (y muy fácil de entender) lo que ocurre en Prada de la
Sierra, un pueblo del municipio de Santa Colomba de Somoza al que se
llega desde la Cruz de Ferro atravesando 5 kilómetros por una pista
forestal, con los inconvenientes que supone en un lugar que está a más de 1300
metros de altitud.
Si piensas ir a Prada y te documentas encontrarás que el gurú wikipedia dice:
«Es un despoblado español situado en el término municipal de Santa Colomba de
Somoza». Si viajas a Google sobran las entradas que hablan del
despoblado e, incluso, un reciente reportaje (de diciembre de 2020) que
comienza así: «Conociendo Prada de la Sierra, uno de los pueblos
‘abandonados’ de León. Nos adentramos en esta localidad prácticamente en
ruinas».
Y los vecinos de este lugar —que los tiene, concretamente ocho en invierno y en pocos días llegará el noveno— sentados alrededor de la estufa de la Casa del Pueblo dicen a coro: «Mentira. Ser empeñan en que no existimos pero aquí estamos, bien nos ves». Cierto.
Las paradojas son muchas. Pagan el IBI pero no tienen derecho a ningún servicio básico —ni luz, ni agua corriente, ni siquiera carretera—; viven allí, han puesto los rótulos con los nombres de todas las calles, la fuente romana, los dos ríos que atraviesan el lugar… pero no existen como pueblo, cuando van al Ayuntamiento se encuentran con que a unas familias las empadronan en el propio ayuntamiento o como «diseminados de Foncebadón», que es la fórmula utilizada con Javi, que vive en Prada desde hace tiempo con su mujer y un hijo de poco más de dos años.
– Algún misterio tiene que haber… – Lo hay. El mismo de siempre, el dinero. Ocurre que Prada de la Sierra sería una pedanía muy rica y el dinero que genera es muy apetitoso. Así, a mano alzada, vete sumando:10 molinos del parque eólico por los que pagan seis mil euros al año por cada uno;1.700 hectáreas de monte arbolado en el que cada dos años se hacen talas y venden la madera, a veces cada año;suma los dineros del coto de caza y lo que pagan las vacas…
Así lo explican los nuevos vecinos de Prada de la Sierra, que comenzaron a llegar a este impresionante paraje a más de 1300 metros en el año 2011. «Desde entonces siempre hay gente viviendo en el pueblo. Se han ido algunos, vienen otros, no se puede alegar que está despoblado y abandonado».
Abandonado se ve que no. La asociación bautizada como Nueva Prada de la Sierra ha trabajado duro, han acudido al sistema más tradicional de nuestros pueblos y en hacendera y con sus medios han instalado la luz con placas solares,
han hecho un depósito de agua, han adecentado las calles, el cementerio y recuperado las viejas escuelas para Casa del Pueblo. «¿Ves esa marca a media pared, que hacia abajo todo está negro? Pues hasta ahí llegaba el abono de un ganadero que las usó como cuadra, tuvimos que sanearla entera».
Y allí funciona una especie de bar del pueblo que atiende Paula, una periodista llegada desde Madrid donde trabajó bastante tiempo en la Agencia Efe. «Las cosas no están nada bien en el periodismo y aquí me encuentro muy bien», explica con un cordero entre los brazos y lamentando que también la iglesia esté cerrada, aunque fueron los vecinos quienes la arreglaron y recuperaron las campanas. «No tiene ningún sentido que esté cerrada en el entorno del Camino de Santiago. Los peregrinos pueden querer verla, rezar… o si queremos rezar nosotros mismos, los vecinos».
No tiene ningún sentido que insistan en que es un pueblo abandonado cuando se han rehabilitado quince casas «que pagan el IBI, aunque no reciban nada». No tiene ningún sentido que no le dejen ser pueblo a quien hace obras en hacendera. No tiene ningún sentido que a la sombra de un parque eólico no tengan luz pública. No tiene ningún sentido que cuando quedan aislados por la nieve les digan que no pueden ir a abrir el camino porque no son un núcleo de población…
Pero allí están. Paula llegó de Madrid con Arturo; Adolfo hizo tres veces el Camino de Santiago y cuando conoció Prada se quedó; Adolfo desciende del pueblo y sabe todo de su historia; Antonio fue el primero en regresar, en 2011; un joven de 18 años tiene allí su ganadería, Javi tiene muchos proyectos vinculados al Camino o una granja de burros zamoranos… pero ellos «no existen». Y al abandonar el pueblo un grito en una pancarta: «Aquí sí hay quien viva».
LA ‘UNIVERSIDAD DE LA MONTAÑA’ ha pasado seis años de condena en la Lista Roja, el inventario de bienes en peligro que elabora la asociación Hispania Nostra para denunciar la situación crítica del patrimonio. Tras su rehabilitación, la preceptoría de Lois ingresa en la Lista Verde, algo que solo han conseguido hasta ahora nueve edificios históricos leoneses.
La preceptoría de Lois
abandona el ‘infierno’
La preceptoría de Lois, que tras su restauración por la Junta ha salido de la Lista Roja. DL
La Lista
Roja es una prisión de la que nunca se tiene la certeza de salir. La
preceptoría de Lois lo acaba de conseguir. En marzo de 2015 había ingresado en
el vergonzante inventario que elabora Hispania Nostra con los edificios
emblemáticos en ruinas o en situación crítica. El abandono fue haciendo mella
en la preceptoría como consecuencia del fin de una de las instituciones
académicas más singulares de la provincia, la famosa Cátedra de Latín de Lois.
Fundada por
Jerónimo Rodríguez Castañón en el siglo XVIII, la Cátedra de Lois tenía como
misión tomar el testigo de los poderosos monasterios leoneses que habían
ejercido como centros de estudio y formación desde la Edad Media. Y así
funcionó esta Universidad de futuros sacerdotes hasta los años cincuenta del
pasado siglo. A partir de entonces, tuvo varios usos, como teleclub, biblioteca
y casa parroquial; incluso, el Instituto Bíblico esperó durante seis años a que
el Obispado le permitiera a abrir en esta casona una sede.
La
titularidad
En 2017 la
preceptoría pasaba al fin a ser de Lois, tras pagar la junta vecinal 25.000
euros a Cáritas
Ya entonces
el edificio presentaba un aspecto lamentable. El tejado era prácticamente
irrecuperable y una parte de la galería se había desprendido. En 2017 la junta
vecinal de Lois adquiere el inmueble —que solo podrá ser destinado a fines
sociales y culturales— por 25.000 euros. La casa había pasado a Cáritas
Diocesana tras la liquidación de la Fundación Pía de Jerónimo Rodríguez
Castañón-Cátedra de Latinidad, cuyo presidente era el obispo de León. El
edificio nunca había pertenecido al pueblo hasta ese momento.
En 2019 la
Consejería de Cultura decidía poner fin a la ruina y rescatar la preceptoría,
con una inversión de 267.576 euros. Los trabajos consistieron en la sustitución
completa de la cubierta, la consolidación de los forjados de madera y la
construcción de una nueva galería.
La
rehabilitación ha permitido a la Cátedra de Lois pasar a la Lista Verde, donde
se incluyen los bienes que han sido retirados de la Lista Roja tras desaparecer
la situación de peligro en la que se encontraban. Solo otros nueve edificios
históricos leoneses lo han conseguido desde 2008: el palacio de los marqueses
de Prado, en Renedo de Valdetuéjar; el palacio de los Quiñones, en Villanueva
de Jamuz; el Palacio del Conde Luna de León; la ermita de San Antonio Abad, en
Villalquite; la cerca medieval de Almanza; el castillo de Sarracín; los canales
romanos de la Cabrera; la iglesia de San Lorenzo de Sahagún; y el monasterio de
San Pedro de Montes.
En la Lista
Roja se mantienen 48 castillos, ermitas, monasterios, palacios y fortalezas de
León, la provincia con mayor número de bienes en peligro de todo el país.
La
preceptoría de Lois recupera ahora el esplendor que tuvo durante sus dos siglos
largos de vida, cuando recibía alumnos, generalmente hijos de labradores de
pueblos montañeses, a partir de los 8 años. En esta Institución la enseñanza
era muy dura y la disciplina excesivamente severa, pero esta oportunidad se
entendía como un auténtico privilegio por parte de los estudiantes. Algunos de
sus alumnos lograron puestos de importancia en la jerarquía eclesiástica, otros
fueron médicos, escritores, abogados…
El grupo municipal de UPL en el Ayuntamiento de León
reprocha al equipo de gobierno su dejadez, en este caso con los cables sin
soterrar en el nuevo cubo de la muralla de Conde Rebolledo, una obra que, según
aprobó la última Junta de Gobierno Local del pasado año, consistiría en un
actuación que «permitirá recuperar este espacio colindante con la muralla de
León para la ciudad, tras la finalización de los trabajos de reconstrucción del
cubo de la muralla, tras el derrumbe sufrido».
Sin embargo y tras invertir 19.268,85 euros, «los
cables aéreos que se encontraban alrededor de la misma siguen a la vista,
provocando una imagen ya no sólo de dejadez», sostiene la concejala leonesista
en el Ayuntamiento de León, Teresa Fernández. Según opina, se trata de un
arreglo a medias y en el que no se ha tenido en cuenta «la fealdad que esto
provoca». «El arreglo de la muralla era necesario, pero dejar los cables a la
vista también lo es, y no se puede dejar esa restauración a medias, pues si
queremos proyectar una imagen de ciudad cuidada, este tipo de actuaciones no
son las más indicadas», por eso reclaman al equipo de gobierno que solucione
ésta y otras imágenes de cables aéreos que se encuentran a lo largo de la
ciudad y que dan una imagen de dejadez y fealdad que no son nada consecuentes
con lo que se quiere proyectar, concluyó Fernández.
Camponaraya
tiene luz verde de Patrimonio para intervenir en la Casa Ucieda-Osorio y
reconvertirla en un centro cultural y museístico. La comisión territorial
celebrada ayer de manera telemática informó favorablemente las obras previstas
para la rehabilitación integral de esta casona del siglo XVIII, declarada Bien
de Interés Cultural, que el Ayuntamiento quiere recuperar de la ruina para dar
forma a un proyecto cultural de envergadura en pleno Camino Santiago que nació
hace ya cuatro años y al que se destinarán un total de 1,3 millones de euros.
Eso sí, el
visto bueno de Patrimonio queda supeditado a la presentación de «un proyecto de
ejecución suscrito por un técnico competente y que concrete la revisión de la
accesibilidad de los aseos, la restauración del revestimiento original de las
fachadas y la eliminación de las instalaciones de las fachadas y cierres de
parcela», explicaron ayer fuentes de la Delegación Territorial de la Junta.
El proyecto
para la rehabilitación de la Casa Ucieda-Osorio recibió a principios de año
600.000 euros del programa del 1,5% Cultural del Gobierno De España. A ello, el
propio Ayuntamiento sumará otros 200.000 euros. Hay que añadir también los
300.000 euros ya invertidos en la renovación del tejado y la preinstalación de
un ascensor para eliminar barrera arquitectónicas. Dotar de calefacción a este
inmueble que fue casa de los Señores de Canedo y que el Ayuntamiento recibió a
través de una cesión por parte del general retirado Carlos Ucieda Ortega tendrá
un coste superior a los 120.000 euros. Números que suman para dar una nueva
oportunidad a la joya patrimonial d
LNC Domingo. Marín de la Red, el artista de Cea, recuerda los seis meses que pasó pintando los espectaculares murales y la cúpula de la iglesia de Santa María del Monte de Cea, un trabajo muy duro, especialmente la cúpula, pero «apasionante como ningún otro que haya hecho»
Marín de la
Red mira por la
ventana de su casa en Cea, desde la que se divisa todo el histórico
pueblo y, como despertando de repente, musita: «La verdad es que soy
afortunado, vivo donde quiero, donde siempre he querido, y de lo que siempre he
querido hacer, pintar».
Reconoce Marín (Cea, 1962) que esta etapa de su vida de regreso a su pueblo
natal cierra su círculo soñado —«siempre tuve la ilusión de volver»— pero
han sido bastantes las estaciones que recorrió. «Nací aquí pero mis padres
tuvieron que emigrar a Francia y yo me quedé con los abuelos en Castromudarra,
que en aquellos tiempos era un pueblo casi medieval, sin luz, sin baño en las
casas… hasta que un buen día me meten en un tren con destino a Marsella, que
eran dos días de viaje. Así me convertí también en niño emigrante que en aquel
largo viaje en tren conocí por primera vez un vater». Fue creciendo y
consumiendo etapas y destinos, varios años en el País Vasco, en Navarra
y una idea en su mente… «Te llevan de un lado para otro pero yo lo que
quería era volver».
Por eso ahora sonríe al recordarlo,
ya ha regresado y se dedica a su otro sueño, pintar. «Creo que nací con la
necesidad de pintar pues así me recuerdo. Los colores me llamaban la atención y
aún mantengo esa fijación junto a los dos elementos que marcan mi trabajo: la
luz y el tiempo, me interesan mucho».
Y regresó Marín a Cea. Eran los años 80 y empezaba la conquista del otro sueño,
el de pintar y vivir de ello. «Fue todo muy rápido, regresé, me casé a los seis
meses por lo civil, siendo el segundo matrimonio civil en Sahagún desde
la República… y a buscarse la vida»
Y la onda expansiva de aquellos 80 de ‘la movida’ llegó a Sahagún. «Abrieron
allí los dos primeros disco-pub —el Ces y el Califa— y me
encargaron su decoración interior, con total libertad, me dejaron hacer lo que
quisiera, pintar murales o colgar una Vespa del techo». Y se fue
abriendo puertas Marín de la Red, muchas de ellas como muralista. «Estuve dos
años completos trabajando en Guardo, tratando de cambiar la cara de la ciudad,
poniendo color a una localidad minera y gris… fue estimulante y un gran aprendizaje»,
además de un buen escaparate para nuevos encargos que llevaron al artista de
Cea a lugares realmente ‘mágicos’: «Pude hacerles trabajos a las monjas de
Sahagún y de San Pedro de las Dueñas, otra experiencia impagable», que
iba compatibilizando con pequeños trabajos en bares, restaurante, hostales e
incursiones en la escultura, «como la intervención en el Centro Geográfico
del Camino de Santiago, en el que coloqué dos columnas mudéjares de
ladrillo con referencias a Alfonso VI y Bernardo de Serinac,
abad de Sahagún y tan vinculado al desarrollo del Camino de Santiago».
Todo fue muy rápido, regresé, me casé por lo civil, el segundo en Sahagún desde
la República. La movida de los 80 me propició mis primeros trabajos en los dos
primeros disco-pubsY este Marín de la Red que protagonizó el segundo matrimonio
civil en la comarca encaminó sus pasos hacia la que seguramente es su gran
obra, pintar todo el interior de la iglesia de la Asunción de Santa María
del Monte de Cea, Santamar como le llaman en la comarca para
abreviar su largo nombre. «Había estado en el seminario con don Andrés, el párroco,
y pensó en mí cuando tuvieron un dinero para adecentar la iglesia; pronto me
entusiasmó el proyecto».
Y así pasó el artista seis meses
viviendo en este templo, medio año que recuerda con evidente agrado. «Hice allí
muchas horas, muchas veces salí a medianoche, pero estaba encantado, es tan
apetecible un trabajo así que no te enteras del tiempo aunque muchas jornadas
las acabé realmente cansado. Cuando estaba trabajando en la cúpula, con
andamios de aquella manera, me despertaba sobresaltado por la noche creyendo
que me caía del andamio».
Cansado para un trabajo espectacular que le cambió por completo el interior de
este templo, con murales, cúpulas y retablos que nada tenían que ver con
aquellas «paredes blancas, no había nada en ellas».
– ¿Cómo elegiste los motivos religiosos para los murales y cúpulas?
– Cada uno tiene su historia. Como la Iglesia tiene la advocación de la
Asunción pensé en ella y me decidí por una interpretación del cuadro de
Velázquez, que es de formato pequeño, e introduciendo elementos reconocibles
del paisaje de esta comarca».
– ¿Velázquez en una de tus influencias?
– Velázquez es un grande, universal. Tengo otro cuadro titulado ‘El enigma
de Velázquez’ que es un estudio de luz y penumbras. No me voy a comparar
con él, pero por ahí van las cosas.
Uno de los murales y el retablo en el que también
intervino pese a su deteriorado estado para adecuarlo al entorno de esta
iglesia de Santamar. | MAURICIO PEÑA
Otro gran
mural está sobre el coro, el de ‘La cena de Emaús’, en el que «una
de las partes del mismo está al lado del baptisterio y otra al lado del osario,
lo que nos regala la metáfora del camino de la vida a la muerte y su
representación es la que quise plasmar allí».
– ¿Hay un aroma de Miguel Ángel?
– Pues claro, otro referente de los clásicos, aunque yo lo que busco es mi
camino, pero en un trabajo así…
Y muchos detalles más, como el trabajo en un retablo que «estaba para el
arrastre». Muchas horas en las que le dieron tiempo para todo, «incluso para un
fenómeno paranormal».
– Eso hay que contarlo.
– Fue una anécdota. Era un día que trabajé hasta muy tarde, estaba muy
cansado y tenía puesta una cinta del portugués Rodrigo Leao y se acabó,
pero escuchaba en los altavoces que tenía unos ruidos extraños, susurros, que
yo pensé que eran del final de la cinta, que habría otra grabación borrada, no
sé. Pero apagué el cassette y los sonidos seguían, me mosqueé, lo
desenchufé… y los sonidos seguían».
– ¿Y en qué acabó?
– En nada. Aquel día me fui, estaba muy cansado y no me volví a preocupar
más de los fenómenos paranormales, estaba a otra historia.