Texto y Foto: David Gustavo López
El pasado día 28 de abril, el Presidente, Marcelino Fernández, y algunos miembros de la Asociación PROMONUMENTA participaron en una reunión con el concejal del Ayuntamiento de Ponferrada Iván Alonso, responsable de pueblos y patrimonio. A la reunión asistieron también Demetrio García, pedáneo de San Clemente de Valdueza, Goyo y Martín Pérez («Canales romanos del Oza», de San Clemente) y Andrés López (organizador de la «Marcha pedestre por los canales del Oza», de Valdefrancos).
Hubo acuerdo en realizar cuantas hacenderas sean necesarias para desbrozar y acondicionar en lo posible los canales romanos que, surcando el valle del Oza, se dirigen a Las Médulas. El Ayuntamiento por su parte, destinará para este fin a algunos operarios municipales y coplementará la herramienta y equipo que sean necesarios.
La primera actuación se llevará a cabo en la primera semana de junio de este año. PROMONUMENTA organizará una hacendera para el día 11 (sábado) de ese mismo mes.
Al margen de la reunión, Promonumenta convino con Iván Alonso, también vicepresidente del Consejo Comarcal del Bierzo, llevar a cabo una hacendera de limpieza en el castillo de Balboa, programándola, en principio, para el 24 de septiembre.
La casona que liberó a Omaña
EL SOLAR. de los Flórez de Quiñones, en el municipio de Riello, es una joya no sólo para la arquitectura y la etnografía, también por una excelente biblioteca cuya conservación lleva años exigiendo el colectivo Promonumenta.
- 28/03/2016
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E. GANCEDO | LEÓN
Con cada año que pasa, el valor de los elementos que dieron forma y sentido al día a día de cuantos nos precedieron va cobrando mayor relieve: rastros, ramos, pendones, forcas, focetas, carros, gadaños… su sombra se alarga conforme se pierde su uso y adelgaza su memoria. Y ocurre lo mismo con esas casonas leonesas que en sí mismas son un álbum ilustrado sobre cómo vivían y morían nuestros mayores, y una de ellas, muy singular, duerme su sueño de siglos en el municipio de Riello.
Se trata de la casa solariega de los Flórez de Quiñones, una fortaleza de sobria piedra montañesa en su exterior y un auténtico museo etnográfico cuando se cruzan sus portales. Y un monumento cuya conservación y difusión lleva años exigiendo la veterana asociación en defensa del patrimonio Promonumenta, que han efectuado tres hacenderas de limpieza en el lugar (la última hace algo más de dos años) y que también ha hecho hincapié en el estado de su más que notable biblioteca.
Reunida durante años por los miembros de la familia —esos apellidos que van grapados a la historia de León y que cuenta en las ramas de su árbol con ilustres juristas, escritores y religiosos—, consta de entre 2.500 y 3.000 libros, sobre todo de historia, teología, gramática y clásicos. El profesor jubilado José Luis Gavilanes Laso, miembro de Promonumenta, calificaba la colección de «muy interesante» e informó de que la documentación que contenía, de gran relevancia para el estudio del Derecho consuetudinario, se encuentra en el Archivo Histórico de León pero el estado de los volúmenes, unos apilados en cajas y otros ubicados en armarios, «es preocupante».
Gavilanes explicó que hace un año acudieron a Omaña junto al director de la Biblioteca Pública de León, Alfredo Díez Escobar, para proponer al ayuntamiento de Riello, su actual dueño, la cesión temporal de esos libros a la entidad de la calle Santa Nonia para su conservación en lugar seco y seguro hasta que el consistorio omañés dispusiera de un lugar adecuado para disponerlos: en ese momento serían devueltos a la comarca. «Promonumenta se comprometía a trasladar los libros, a poner la furgoneta… pero desde el ayuntamiento se contestó que tenían que reunirse para tomar la decisión, la cosa se aplazó, y en ese punto seguimos», continuó José Luis Gavilanes, haciendo ver que algunas partes de la casona adolecen de un grave deterioro, por ejemplo con goteras «que pueden hacer peligrar el tejado». Las hacenderas que llevaron a cabo en su día se centraron en la huerta poblada de maleza pero también en un sorprendente interior de bancos, arcones, escaleras, horno, cocina que incluye llar de suelo, alcobas con buena parte de su mobiliario intacto… y hasta una curiosa letrina.
Datada entre los siglos XIV y XV, en el dintel consta la fecha de 1779, correspondiente a una reforma de la casa original, y fue cedida por la familia al municipio de Riello hace 18 años. Los hermanos Menéndez Pidal, ilustres lingüistas e historiadores, pasaban temporadas en esta casona-palacio gracias a su amistad con uno de sus últimos moradores, el abogado y notario Vicente Flórez Quiñones y Tomé, célebre por suprimir el tributo feudal del Pan del cuarto que obligaba a los labradores de la comarca a entregar a los condes de Luna una de cada cuatro partes de centeno recogidas.
Una tardía abolición que firmara el entonces presidente de la II República, Manuel Azaña, en 1931. Para ello, eso sí, un vecino de Guisatecha, el señor Francisco, más conocido como don Francisquín, viajó de Omaña a Madrid, nada más ser declarada la República, para informar a las Cortes de un tributo medieval que desconocían por completo, como recuerda el investigador Juan Carlos Ponga Mayo.
Por su parte, el alcalde de Riello, Manuel Rodríguez Díez, aseguró a este periódico que los libros no se encuentran en mal estado como denuncian desde Promonumenta («están en un sitio protegido y con suelo de tabla, mucho mejor que cuando los recibimos»), confirmó el traslado de los documentos al Archivo Histórico y recordó también los esfuerzos de la entidad local por adecentar la casona, incluidas limpiezas con ayuda de reclusos de Villahierro.
«Cuando se pueda, ubicaremos los libros», prometió, pero hizo ver lo «limitado» de los presupuestos que maneja un municipio con nada menos que cuarenta poblaciones y 600 vecinos. «Hay muchas necesidades básicas a las que hacer frente antes de arreglar una casona que requiere un esfuerzo económico que en estos momentos no podemos afrontar», argumentó, y avanzó incluso que propondrán a la familia su devolución dado que le resulta imposible garantizar su recuperación.
Mientras tanto, este palacio rural omañés duerme… y sueña con tiempos mejores
Las monjas pulen la clausura
Diario de León.
La prensa local se hace eco de nuestra Hacendera en Las Concepcionistas
La hacendera de Promonumenta en el convento más antiguo de León abre los actos de su quinto centenario La comunidad hizo una excepción en su estricto encierro dada la maleza acumulada
El huerto del convento, ubicado en pleno centro de León, desde la cerca medieval. Arriba, el torreón y un instante de la facendera. CHEMA VICENTE –
El claustro del convento de las Madres Concepcionistas, un espacio rara vez fotografiado por la condición de clausura que rige la norma de sus habitantes. CHEMA VICENTE –
E. GANCEDO | LEÓN
Es lo que sucede con los conventos de clausura, que todo el mundo pasa por delante de sus fachadas pero son contados los que logran cruzar el umbral y aún menos los que llegan a vislumbrar cocinas y patios. La entrada se restringe con mucho rigor a proveedores, fontaneros y otros operarios, y la salida, no digamos. En la capital leonesa hay uno de especial relevancia por antigüedad, por el notable patrimonio artístico que reúne y por unas tradiciones que involucran a toda la ciudad, el de las Madres Concepcionistas.
Este año se celebra el quinto centenario de su fundación y el pasado sábado, en preparación de los actos con que se festejará la efeméride, miembros de la asociación Promonumenta accedieron al interior del convento para limpiar partes del huerto que se encontraban llenas de maleza. Fue uno de los integrantes de esta activa agrupación en defensa del patrimonio leonés, persona que mantiene una estrecha relación con la comunidad monástica, quien se percató del estado del patio y propuso a las monjas una de esas ya famosas hacenderas de limpieza que la asociación ha venido desarrollando en numerosos enclaves históricos o monumentales de todas las comarcas leonesas olvidados por las instituciones —y hay muchos—. Las moradoras del cenobio aceptaron pero con una condición: limitar a quince el número de participantes con objeto de no turbar en exceso su encierro de siglos.
Todo un privilegio para los pocos elegidos, que pudieron así contemplar rincones habitualmente vedados a la inmensa mayoría de los leoneses. El claustro, el gran huerto a la sombra de las cercas medievales, el airoso torreón, los valiosos artesonados… una ocasión única de la que son buenos testimonios las imágenes que ilustran este artículo, tomadas por uno de los miembros del colectivo en el transcurso de un trabajo en equipo cuyo nombre está tomado de las tradicionales labores comunales de los pueblos leoneses, la hacendera o facendera.
Pertenecientes a la Orden de la Inmaculada Concepción y popularmente conocidas en León como ‘concepcionistas’, las monjas que pueblan el monasterio capitalino rondan hoy la decena y algunas son de muy avanzada edad. Dado lo atractivo e insólito de la iniciativa, la petición «se vio desbordada de socios voluntarios», como transmiten desde Promonumenta, finalmente escogidos en razón de la veteranía en el colectivo.
Y es que se trata, tal y como recordaba a este periódico el investigador Juan Carlos Ponga, del convento «más antiguo de la ciudad», ya que las Carbajalas, «cuya fundación es anterior, en realidad estuvieron muchos años fuera, en la localidad de Carbajal de la Legua», apreció el autor de Apuntes para la historia de la ciudad de León.
Retazos de historia
El hoy convento fue en su día palacio que la noble leonesa Leonor de Quiñones y Enríquez heredó de su madre, Juana Enríquez. Leonor de Quiñones, hija de los primeros condes de Luna, nació en 1471 o 1473 en esta casa-palacio, típica del medievo leonés, que la familia poseía en la plaza situada al final de la calle La Rúa, dentro del recinto murado de la ciudad.
Especialmente dotada para la cultura y el humanismo, sus padres decidieron enviar a Leonor a la corte real, y tanto debió impresionar allí con sus virtudes que en el año 1491 llega a dama personal de Isabel, la reina católica. «La convivencia con la reina permitió a Leonor, probablemente, forjar con ella una fuerte amistad y conocer de sus propios labios la estrecha relación que ésta mantuvo con su amiga Beatriz de Silva —más tarde canonizada y quien fue fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción—, fallecida en las fechas en que Leonor se incorpora a la corte real», recuerda el convento leonés a través de su página web.
Una vez regresada a su ciudad natal por cuestiones de salud, su madre le lega la casona familiar para que funde en ella un convento dedicado a María Inmaculada «por la entrañable devoción y amor que rendía a la Madre de Dios». «Le ayudan en esta empresa su hermana Francisca, la primera abadesa del nuevo convento; y así, desde ese momento de la fundación, en 1516, hasta 1550, las Concepcionistas de León contarían siempre con una hija del respectivo titular del condado de Luna», prosiguen en el apartado de historia y curiosidades. Pero además uno de sus hermanos, el padre Francisco de los Ángeles Quiñones, que llegó a ser ministro general de la Orden Franciscana y luego cardenal, ayudó considerablemente a Leonor, por ejemplo enviando a León desde Roma «diversas reliquias y obteniendo del papa bulas, indulgencias y privilegios para este monasterio».
La portada de piedra, la carpintería mudéjar, el retablo de Juan de Ribero, del siglo XVIII, y otros dos laterales constituyen, entre otros, algunos exponentes del rico patrimonio artístico de esta joya escondida.
Promonumenta premia a Sierra Pambley
17/02/2016
LA ASOCIACIÓN PROMONUMENTA ENTREGÓ AYER A LOS RESPONSABLES DE LA FUNDACIÓN SIERRA PAMBLEY DE LEÓN EL NOMBRAMIENTO DE SOCIO DE HONOR EN ATENCIÓN A LA INTENSA ACTIVIDAD CULTURAL, PEDAGÓGICA, HUMANÍSTICA Y SOLIDARIA QUE VIENE DESPLEGANDO ESTA INSTITUCIÓN DESDE HACE DÉCADAS. «130 AÑOS DESPUÉS, SEGUÍS COMPROMETIDOS CON LA CULTURA CON EL MISMO ENTUSIASMO QUE ANIMÓ A VUESTRO FUNDADOR, FRANCISCO FERNÁNDEZ-BLANCO Y SIERRA–PAMBLEY, Y A LOS CREADORES DE LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA», LES COMUNICARON. | DL