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EN CARRACEDO DE COMPLUDO. El presidente de Promonumenta, Nino Fernández, denuncia un abandono que sí entiende que es general. «No veo por ningún lado que haya una apuesta por el medio rural»,

EN CARRACEDO DE COMPLUDO. El presidente de Promonumenta, Nino Fernández, denuncia un abandono que sí entiende que es general. «No veo por ningún lado que haya una apuesta por el medio rural»,

ILEÓN 20-3-2922

BIERZO

Carracedo de Compludo, el pueblo sin luz que alumbra una respuesta al reto demográfico conservando su esencia

Más de medio siglo después, volvieron a sonar las campanas por un nacimiento en Carracedo de Compludo (Ponferrada) cuando hace casi una década vino al mundo Amaia Rivas Jaudou. Inscrita en un valle que fue feudo de eremitas, la localidad quedó en su día arrinconada, sin servicios básicos, deshabitada pero nunca abandonada. Ahora protagoniza un curioso caso de repoblación sin perder sus señas de identidad.

Carracedo de Compludo, en la actualidad.

Años 50 o 60

César Fernández | 20/03/2022 – 10:00h.

Morgane Jaudou y Marcos Rivas Farpón, componentes de la compañía de circo Maintomano, dieron en 2005 un triple salto mortal en su vida. Pasaron de vivir en Londres a hacerlo en Carracedo de Compludo, una pequeña localidad enclavada en el sureste del municipio de Ponferrada todavía sin luz en aquel momento. «Nos enamoramos del pueblo», reconoce ella, de nacionalidad francesa, al relatar la visita que hicieron a un primo de él, un berciano que regresó así a su tierra de origen. Y han formado familia con dos hijos. La mayor, Amaia, nació hace casi diez años en Carracedo, más de medio siglo después del anterior alumbramiento. Ese día sonaron las campanas.

Carracedo de Compludo dio un salto al vacío cuando quedó deshabitado. «No abandonado», puntualizan a renglón seguido quienes a diario y los fines de semana le dan una nueva vida a esta localidad inserta en un impresionante escenario de valles y montañas que, en cierto modo, viene a representar algo así como ‘la cara B’ de la España Vaciada. Ni su censo dibuja una cuesta abajo inexorable al fluctuar una población ahora estabilizada en el entorno de la quincena de habitantes empadronados, ni su pirámide de población está invertida, algo que acredita la propia Morgane al describir una sensación que se ha dejado de percibir en cientos de pueblos del país: «Se oye a los niños correr».

Carracedo de Compludo, en una imagen antigua.

Carracedo de Compludo, en una imagen antigua, durante la recogida de la hierba en el paraje denominado ‘Prao Santiago’ cuando comenzó la repoblación.

Claro que el bullicio de niños era mayor cuando Aurelio López y Jesús Ballesteros se criaron en esta localidad que llegó a sumar en torno a 200 almas. Había hasta dos turnos, diurno y nocturno, en la escuela. «Y de noche iba también gente mayor», cuentan. En una localidad a la que ni siquiera ahora ha llegado el tendido eléctrico se usaban por entonces candiles de carburo para alumbrarse. «La infancia fue muy dura, pero muy alegre», constatan. La ganadería y una agricultura basada fundamentalmente en los cultivos de patata y centeno mantenían la economía local. Pero aquella llama en una población a la que no llegaba la luz se fue apagando.

«La infancia fue muy dura, pero muy alegre», constatan Aurelio López y Jesús Ballesteros, nacidos en Carracedo de Compludo, que se recuerdan usando candiles de carburo para alumbrarse. Y en la escuela había turno diurno y nocturno

«El primero que se marchó fui yo», relata Aurelio para explicar cómo se produjo la despoblación: «Cuando uno se casaba, aquí no había más opción que quedarse en casa de los padres. Si querías ser independiente, tenías que marchar». Ponferrada, a 25 kilómetros, y Madrid, a casi 400, fueron los destinos recurrentes de los oriundos de Carracedo de Compludo, que sucumbió al peso del éxodo rural, pero nunca se dio por vencido. Años después de quedarse deshabitado, dos matrimonios con miembros oriundos de la localidad comenzaron la repoblación con un rebaño de ovejas en una localidad sin servicios básicos como la luz o el saneamiento.

De izquierda a derecha, José Manuel, Jesús, Mila, Aurelio y Judith, oriundos y descendientes de Carracedo de Compludo

Los componentes de la compañía de circo Maintomano, Marcos Rivas Farpón y Morgane Jaudou, con ella embarazada de Amaia, que nació en Carracedo de Compludo. // Víctor Arias

Inés García Candau, en la cantina de Carracedo de Compludo.

Carracedo de Compludo tampoco tenía conexión por carretera. «Sólo se accedía a pie o con algún Land Rover», recuerdan. La Diputación de León abrió en 1984 una comunicación a través de una pista de unos tres kilómetros de longitud siendo Alberto Pérez Ruiz presidente de la institución provincial. Para entonces la localidad ya había dejado de ser una Junta Vecinal perteneciente al antiguo Ayuntamiento de Los Barrios de Salas, integrado en 1980 en el Ayuntamiento de Ponferrada, de donde ahora depende la localidad sin ser ya pedanía, sino que está gestionada a través de una alcaldía de barrio.

La luz llegó de rebote

Periferia tanto para Los Barrios como para Ponferrada, Carracedo de Compludo nunca pareció contar demasiado en los despachos municipales. «El Ayuntamiento de Los Barrios fue un desastre con nosotros», lamentan. La localidad ya había empezado a moverse fundamentalmente a través de la Asociación La Vallada (hay nada menos que otros cinco radicadas) para reclamar servicios básicos cuando la luz les llegó de rebote por obra y gracia de una instalación eólica en el entorno. Como no es Junta Vecinal, no podría gestionar lo que le correspondería en concepto de canon por tener en su jurisdicción uno de los molinos eólicos: los 180.000 euros resultantes de multiplicar los 6.000 por 30 años de vigencia. Con esos fondos, aunque con algún retraso, el Ayuntamiento de Ponferrada llevó en 2011 una instalación de placas fotovoltaicas. Ha sido, hasta que se averió en febrero de 2021 y sus vecinos han tenido que tirar de instalaciones propias, generadores y otras soluciones, su principal fuente de suministro eléctrico.

«Lo bonito del pueblo es precisamente que sea como antes. No queremos que se transforme en un sitio falso, aunque sí que tenga luz. Por eso es especial», dice Morgane Jaudou, asentada junto a su pareja, Marcos Rivas Farpón, componentes de la compañía de circo Maintomano

Morgane Jaudou y Marcos Rivas Farpón llevaban ya seis años asentados en Carracedo de Compludo cuando se pusieron las placas. «Nosotros éramos conscientes de los problemas que había», admite ella al recordar que al principio usaban velas para iluminar la casa. «Lo bonito del pueblo es precisamente que sea como antes. No queremos que se transforme en un sitio falso, aunque sí que tenga luz. Por eso es especial. A nosotros nos compensa vivir aquí. Es un sitio precioso y eso no tiene precio», abunda para defender la actual postal que ofrece una localidad con las calles sin asfaltar para esta pareja dedicada al sector circense y acostumbrada a recorrer el mundo.

«Amoldarte a vivir con los ciclos de la naturaleza»

Inés García Candau hace piruetas para mantener con su pareja una economía familiar basada en los ingresos de la cantina, la agricultura y las artes plásticas. «Cuando vinimos cayó tal nevada que estuvimos diez días sin salir de aquí. Estaba precioso», cuenta esta vallisoletana para remontarse a su asentamiento en la localidad en 2015, ya con la instalación fotovoltaica en funcionamiento, en la casa que dejó libre otra pareja que se fue a Galicia. Acostumbrada desde niña a vivir en la ciudad, tuvo que reelaborar su esquema vital, algo que resume en una frase («aquí tienes que amoldarte a vivir con los ciclos de la naturaleza») mientras un par de forasteros entran en la cantina preguntando si pueden comer.

Carracedo de Compludo, en la actualidad.

Carracedo de Compludo, en la actualidad.

Losas con inscripciones en un tejado de Carracedo de Compludo.

Y es que cada fin de semana en Carracedo de Compludo se funde la población residente con los oriundos que conservan propiedades y otros que las han adquirido (entre ellos, dos médicos) y el componente añadido de los visitantes, cada vez más, atraídos por la difusión de la cascada del Gualtón desde la presencia del televisivo Jesús Calleja y el impacto de las redes sociales, que se suma a la también cercana Herrería de Compludo. El atractivo turístico no ha llegado a desbordar a la localidad, que tampoco podría en las circunstancias actuales aprovechar el flujo a través de casas de turismo rural. «Para que te dieran una licencia de turismo rural te exigirían contar con saneamiento», advierte Inés.

El concejal de Medio Rural del Ayuntamiento de Ponferrada, Iván Alonso (Coalición por El Bierzo), hace malabares, dice al ser preguntado por ILEÓN, para tratar de dar respuesta a las necesidades de las 33 localidades con las que cuenta un municipio de estas características. Alonso asume que hay necesidades perentorias por cubrir en Carracedo de Compludo. «No puede ser que no tengan luz», admite para mostrar un compromiso personal que pivota sobre tres ejes: instalar unas nuevas baterías dimensionadas al incremento de la demanda, acoplar como complemento hidráulico una turbina aprovechando los antiguos molinos e implantar una cooperativa energética de autoconsumo «libre y voluntaria», precisa.

Llevar el tendido eléctrico convencional no resulta viable, asegura el concejal de Medio Rural de Ponferrada. «Eso es una batalla perdida. Las empresas no tienen corazón. Ni siquiera están en disposición de poner una antena para que haya cobertura…», advierte

¿Qué le pediría al concejal responsable para mejorar la calidad de vida en Carracedo de Compludo? «Electricidad, saneamiento y cuidado de la carretera», contesta Morgane Jaudou. Llevar el tendido eléctrico convencional no resulta viable, asegura Alonso. «Eso es una batalla perdida. Las empresas no tienen corazón. Ni siquiera están en disposición de poner una antena para que haya cobertura…», advierte el edil, que lleva desde 2015 al frente de la cartera municipal de Medio Rural. Dotar a la localidad de saneamiento sería «complicado». Garantizar el cuidado de la conexión viaria pasaría por que la Diputación de León incluyera ese tramo asfaltado en su red provincial. «Y yo creo que eso sucederá en breve. Hasta entonces, ya hemos hecho una inversión de 18.000 euros para adecentarla», añade para defender un «esfuerzo titánico» frente al «abandono» de las administraciones superiores. «Y yo creo», remacha, «que mi deber es no dejar a la gente tirada en el medio rural».

Carracedo de Compludo, en una imagen antigua, durante la recogida de la hierba en el paraje denominado ‘Prao Santiago’ cuando comenzó la repoblación.

Los componentes de la compañía Maintomano están asentados en Carracedo de Compludo.

Los miembros de la Asociación de Amigos del Patrimonio Cultural de León Promonumenta están acostumbrados a sortear las carencias que se ceban principalmente con el medio rural de la provincia. Cuando el pasado noviembre fueron a realizar una hacendera a Carracedo de Compludo, se encontraron con una situación inédita. A falta de suministro eléctrico, los vecinos tuvieron que acercarse a Ponferrada a buscar un generador para hacer funcionar el aspirador industrial que llevaba el colectivo para adecentar la iglesia de la localidad. Y pese a que la situación resultó excepcional, el presidente de Promonumenta, Nino Fernández, denuncia un abandono que sí entiende que es general. «No veo por ningún lado que haya una apuesta por el medio rural», sostiene con el agravante en este caso de que el esfuerzo particular por «reconstruir casas respetando la arquitectura tradicional» no haya encontrado respuesta desde la administración.

«No hay que morir de éxito»

Fernández considera que Carracedo de Compludo paga una doble penitencia: la de no ser Junta Vecinal y la de no formar parte de un municipio de menos de 20.000 habitantes, los que pueden beneficiarse de ayudas directas de la Diputación de León. El concejal de Medio Rural de Ponferrada, que supera los 60.000 habitantes, resta importancia al hecho de no poder acogerse a subvenciones de la institución provincial al contraponerlo a las propias posibilidades de su Ayuntamiento. «Una cosa podría compensarse con la otra», sostiene con la idea, en cualquier caso, de propiciar un desarrollo sostenible de zonas que se ponen a veces en el escaparate debido a sus recursos turísticos. «Lo que queremos es que quienes quieran vivir ahí puedan desarrollar su proyecto de vida», apunta. «No hay que morir de éxito», repite.

Iglesia de Carracedo de Compludo en la actualidad.

Entrada a Carracedo de Compludo, en la actualidad.

Para Morgane Jaudou y Marcos Rivas Farpón llegar a Carracedo de Compludo fue fruto de un «flechazo» primero y de una «necesidad» después. «Habíamos vivido en sitios como Madrid o Londres que nos ofrecían oportunidades laborales y experiencias, pero no calidad de vida», advierte Marcos, orgulloso de haber adaptado su compañía a sus circunstancias vitales. «Si quisiéramos dar clases, sí tendríamos que trasladarnos a un sitio más grande», admite tras añadir a las necesidades del pueblo la de crear «un cinturón antiincendios» para evitar que su situación geográfica enclavada la convierta en un «polvorín».

«Otros pueblos se han urbanizado. Pero este es único porque conserva su aspecto auténtico», subraya este integrante de Maintomano recordando aquella pirueta del destino que les trasladó de Londres a Carracedo de Compludo, un pueblo en el que el pasado y el presente se funden en una imagen casi idéntica. El futuro está en manos de Amaia, de 9 años, y de Celso, de uno. «Ahora que son niños te siguen a todas partes. Cuando sean adolescentes igual entran en juego otros condicionantes. Y luego tendrán que hacer su propia elección de vida y a lo mejor quieren otras cosas», asume para hacer ver la dificultad de hacer augurios sobre el devenir de una localidad asentada en un valle que en su día fue feudo de eremitas, que sufrió la despoblación y donde ahora crece una nueva generación lejos de las comodidades de otros lugares. Conseguir que Carracedo de Compludo siga siendo un ejemplo contra la despoblación será el más difícil todavía.

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