LOS APOYOS DE PROMONUMENTA AL CASTILLO DE BALBOA DAN SU FRUTO

LOS APOYOS DE PROMONUMENTA AL CASTILLO DE BALBOA DAN SU FRUTO
Vista general. Balboa y su castillo. DE LA MATA

DIARIO DE LEÓN  21-02-2021

Patrimonio

Balboa se topa con su castillo

Con el 80% de la nueva fase de la restauración acabada, los vecinos descubren todo lo que tapaba el escombro de su fortaleza medieval, con la Torre del Homenaje todavía entablillada para colocar el tejado

El castillo de Balboa antes de iniciar las obras. DE LA MATA

l castillo en la actualidad. DE LA MATA

Carlos Fidalgo

21 de febrero de 2021, 2:32

La Torre del Homenaje emerge en el horizonte de Balboa entablillada como un brazo roto. Cubierta de andamios de metal, con un pequeño montacargas adosado porque resulta imposible instalar una grúa en lo alto de la colina, una ráfaga de viento azota de repente la voluminosa estructura de dieciocho metros de altura, se quejan los hierros, pero nada se mueve. Los muros de casi tres metros de grosor que evitaron el desplome de lo que quedaba de la torre antes de su restauración son ahora más poderosos que nunca, reconstruido todo el perímetro por completo con setecientas toneladas de piedra procedente de los propios escombros de la fortaleza acumulados durante siglos en el patio de armas.


La torre tras el auditorio. DE LA MATA

Porque el Castillo de Balboa, a la espera de que concluyan las obras para instalar un tejado de pizarra en la Torre del Homenaje y convertirla en un mirador, literalmente ha renacido de sus escombros. Y en Balboa, tierra de hórreos y pallozas en la frontera con Galicia, sus últimos vecinos se está reencontrando con el fortín medieval donde jugaban de niños.

«Lo que más me gusta de esta historia —le cuenta el alcalde, Juan José López, al periodista que visita las obras— es lo que me dice la gente mayor; que nunca se imaginaron que iban a ver el castillo en pie». Y el milagro, a los tres años de que López y la asociación Promonumenta dieran la voz de alarma y advirtieran del inminente derrumbe de lo que quedaba torre, atravesada por una grieta enorme, ha sido posible porque la Junta de Castilla y León primero, y la Diputación de León después, han acudido al rescate con inversiones que han servido para acondicionar el acceso y acometer una excavación arqueológica; recuperar el aljibe; los muros del torreón; las rondas; la torre circular que se desplomó en los años sesenta; el patio de armas, donde el desescombro también ha hecho aflorar los cimientos del edificio residencial y de las antiguas cocinas, con su horno circular; y la primera línea defensiva del recinto en un antemuro que se asoma a la vertiente del castillo elevada sobre el pueblo, donde han aparecido cañoneras en las paredes que inducen a pesar, explica el alcalde, que hubo armas de fuego en la fortaleza en el paso de la Edad Media a la Edad Moderna.

La torre tras el auditorio. DE LA MATA

En total, y con las actuales obras de la Diputación al 80 por ciento, según confirmaba hace unos días a este periódico el propio diputado de Cultura, Pablo López Presa, el castillo ha recibido en los últimos dos años y medio en torno a trescientos mil euros, con algunas partidas de origen europeo. Y el alcalde no quería olvidarse ayer de agradecer a la Junta y a la Diputación que se haya acordado de Balboa.

Antiguo castro celta, refugio de bandoleros hasta que Alfonso VI se hizo con la colina, allá por el siglo XI y según la Asociación Española de Amigos de los Castillos, en manos del linaje de los Valcarce-Balboa durante buena parte de la Edad Media, asaltado y destruido por los irmandiños en el siglo XV y reconstruido por el conde de Lemos Pedro Álvarez Osorio, propiedad de los marqueses de Villafracanca y después de la supresión de los señoríos por parte de las Cortes de Cádiz —cuenta el historiador Santiago Taladrid en un artículo publicado la revista del Instituto de Estudios Bercianos— el castillo estuvo en manos de particulares durante todo el siglo XIX.

Cuando Ricardo González —empresario con minas de hierro en Orense y un hotel en Villafranca casado con Jesusa González, de la familia de los Cerezales de Balboa— se hizo con la propiedad en 1916 como pago de una deuda, el castillo llevaba demasiado tiempo convertido en una ruina, cuenta su nieto, el que fue presidente del Consejo del Bierzo, Ricardo González Saavedra. Y fue en 2006 cuando las negociaciones entre la familia González Saavedra y Cerezales con el Ayuntamiento de Balboa terminaron con «una expropiación pactada» que acabó con la fortaleza, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), en manos municipales tras el pago simbólico de 3.250 euros. Sus últimos propietarios privados —descendientes de los siete hijos de Ricardo y Jesusa González entre los que se encontraba el crítico literario Manuel Cerezales, marido de la escritora Carmen Laforet, y su hija Silvia Cerezales Laforet, madre a su vez de los actores Candela y Liberto Rabal tras ser pareja de uno de los hijos del famoso Paco Rabal— llevaban años tratando de ceder la propiedad al Ayuntamiento ante la imposibilidad de acometer una restauración. «Las ayudas que concedía la Junta para recuperar BICs en manos particulares eran en aquellos años de 25 millones de pesetas, pero para toda Castilla y León», contaba ayer Ricardo González Saavedra.

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