Asociación Ibérica de Amigos del Prerrománico del Reino de León. Visita a Oviedo.
TEXTO Y FOTOS: RAIGAÑU
Ayer, la Asociación Ibérica de Amigos del Prerrománico del Reino de León, se desplazo hasta la ciudad de Oviedo, para disfrutar de varias de sus obras arquitectónicas.
Como no podía ser de otra manera, se visitaron esas joyas del prerrománico asturiano, recientemente restauradas, que son San Miguel de Lillo y Stª María del Naranco.
Una visita guiada, tanto en su exterior como interior, donde se explicaron las características del Prerrománico Asturiano y sus diferencias con el Prerrománico Leonés.
San Miguel de Lillo:
San Miguel de Lillo:
Oviedo desde el Naranco
Stª Mª del Naranco:
No se permiten fotografías en el interior de esta iglesia, pero tiene unos
grabados en piedra, -sobre todo el tetramorfos de los evangelistas, en el
basamento de cuatro columnas- impresionante. También quedan restos de pinturas
murales del siglo IX.
Centro de Oviedo; Catedral……
…..y La Foncalada.
La fuente de Foncalada data del siglo IX y fue construida durante el reinado de Alfonso III el Magno (866-910). Constituye el único ejemplo de construcción de carácter civil con fines de utilidad pública de la Alta Edad Media.
Fue construida al lado de la calzada romana que unía La Región Leonesa ( Asturica y Legio) con el Mar Cantábrico y que también pasaba por delante de la iglesia de San Julián de los Prados.
Debajo de la cruz, aparecen dos inscripciones cuyas traducciones son las siguientes:
(HOC SIGN) O TVETVR PIVS, HOC SIGNO VI (NCITVR, INIMICVS)
Este signo protege al piadoso. Este signo vence al enemigo
(SIGNVM SALVTIS PO) NE DOMINE IN FONTE (ISTA VT NON PERMITAS) INTROIRE ANGELVM PERCV (TIENTEM)
Señor, pon el signo de la salvación en esta fuente para que no permitas entrar al ángel golpeado.
San Julián de los Prados:
La iglesia prerrománica de San Julián de los Prados es el más antiguo y mayor de los edificios prerrománicos que aún se conservan. Construida durante el reinado de Alfonso II el Casto (791-842), fue dedicada a San Julián y su esposa Santa Basilisa. En el año 896 fue donada a la catedral de San Salvador junto »con sus palacios, baños y triclinios» por Alfonso III el Magno.
Consta de planta basilical latina de tres naves, crucero formado por una gran nave transversal, cabecera tripartita con tres capillas cuadradas cubiertas con bóvedas de cañón, pórtico a los pies y cuartos laterales.
En el interior, las naves están separadas por arcos de medio punto sobre pilares cuadrados. La nave central está separada de la transversal por un arco toral a cuyos lados hay dos huecos con arco de piedra.
Las naves y el crucero se cubren con armadura de madera, mientras que en las capillas se emplea bóveda de cañón. Sobre la capilla central se encuentra un recinto con acceso desde el exterior a través de una ventana ajimezada con tres arquillos de ladrillo sobre dos pequeñas columnas de mármol.
Destacan las pinturas que decoran el estuco que revocaba todo el interior de los muros y de las bóvedas, que derivan de motivos ornamentales romanos, así como la arquearía ciega que recorre el ábside central, y las celosías que cierran los huecos (solamente una es original).