PP y Vox tumban una propuesta para restaurar la Cueva de San Martín
PATRIMONIO La iniciativa del PSOE pretendía recuperar la única iglesia excavada durante la Edad Media, ubicada en Villamoros de las Regueras
PP y Vox han «desoído» la
«urgente necesidad» de restauración y conservación que tiene la Cueva de San
Martín, en Villamoros
de las Regueras, votando en contra de la iniciativa socialista que este viernes solicitaba
la puesta en valor de dicha cavidad, la única iglesia excavada durante la Edad
Media y que desde el verano de 2022 aparece en la Lista Roja de
Hispania Nostra.
El procurador socialista Javier Campos ha denunciado
esta «falta de compromiso absoluta» con la provincia de León. “Se
amparan en que no son los propietarios del bien y en que los recursos son
finitos, pero tenemos infinidad de pruebas de que la Diputación en las mismas
condiciones ha invertido más de 12 millones de euros en cuatro años, cuando la
Junta solo lo ha hecho con 1,5 millones por año”, ha declarado Campos.
El parlamentario berciano ha lamentado esta oportunidad perdida, ya que la
puesta en valor de la Cueva de San Martín repercutiría de forma muy positiva en
la provincia. “Este tipo de actuaciones nos congratulan con nuestra historia,
la recuperan, y nos dicen de dónde venimos. Además, son generadoras de
actividad económica y generan oportunidades para un medio rural que está de
capa caída y tenemos obligación de revitalizar”, ha finalizado.
Las mascaradas serán Bien de
Interés Cultural de carácter inmaterial
Imagen de archivo de la mascarada ibérica de Llamas de la Ribera. JESÚS
L. S.9 DE MARZO DE 2023, 13:27
Castilla y León
protegerá a su treintena de mascaradas como Bien de Interés Cultural de
carácter inmaterial, como tradiciones transmitidas de forma oral en las
provincias de León, Ávila, Burgos, Palencia, Soria y Zamora que se celebran en
su mayor parte en invierno pero también en otras fechas.
El Consejo de Gobierno
de Castilla y León ha aprobado este jueves esa declaración, con la que resuelve
un expediente incoado en el 2021.
Con la denominación de
Mascaradas en Castilla y León, se agrupan un conjunto excepcional, diverso y
complejo de manifestaciones festivas que se celebran en pequeñas comunidades
rurales de la Comunidad, en las que la máscara se configura como elemento
definidor del personaje ritual que interviene e interactúa con otros
personajes, convecinos o espectadores, en diversas escenificaciones o
representaciones de carácter teatral.
Esa treintena de
mascarada se agrupan en Mascaradas de invierno, Mascaradas de Carnaval,
Mascaradas de La Pascua de Resurrección, Mascaradas de la festividad del Corpus
Christi, Mascaradas vinculadas con festividades de la Virgen y Santos y otras
mascaradas de fecha variable vinculadas a distintos rituales.
Y como elemento común
el ámbito espacial de celebración de las mascaradas en cada localidad, son las
plazas y las calles a través de las que se realizan los recorridos y
representaciones, dando lugar en algunos casos a la entrada de los personajes
en los templos parroquiales o ermitas.
Las mascaradas
simbolizan un rito de paso de la juventud a la vida adulta, una implicación en
la comunidad mediante la realización de trabajos agrícolas y el mantenimiento
de instalaciones comunes, actividades que identifica a la colectividad y que
les une con sus antepasados, recogiendo la memoria y las prácticas culturales
que han visto y en la que han participado desde niños y que a su vez
transmitirán a las generaciones siguientes.
Tradicionalmente eran
unas fiestas que organizaban los jóvenes, los mozos o los denominados quintos,
en una representación de las actividades fundamentales del pueblo, como rito de
paso a la vida adulta en la que estos jóvenes son validados y legitimados por
la propia comunidad para dar continuidad a la vida y a la historia del lugar en
el que nacieron ellos o sus antepasados.
La máscara receptora
del espíritu y energía de los antepasados, es el elemento indispensable y
definitorio de estas celebraciones; y detrás de la máscara la persona que la
porta desaparece, se transmuta para relacionarse con la divinidad.
En algunas localidades
esta máscara ha sido sustituida por el rostro pintado que cumple las mismas
funciones y simbolismo; y los colores predominantes son el negro y el rojo como
símbolo de lo demoniaco y de la sangre y la vida, respectivamente.
En las mascaradas
intervienen diferentes y distinto número de personajes, en primer lugar los
diablos, que aparecen con distintos nombres como Zangarrones, Zamarrones,
Zarragones, Zarrones, Zaharrones, Cigarrones, Botargas o Birrias, entre otros,
y se les considera como representantes del mal que atacan y se defienden con
diversos instrumentos.
Estos personajes
malignos suelen tener una pareja femenina, que en algunas comarcas se denomina
Filandorra o Hilandera, por llevar huso y rueca. En algunas localidades se
interpreta como la mujer del diablo y en otras ocasiones como una mujer de mala
vida o como madre soltera acompañada de un soldado protector o vigilante o como
bruja acompañante del diablo.
Estos personajes
malignos suelen ir acompañados de personajes secundarios, los Galanes, Madama,
Bailador y Bailadora, Novio y Novia. Representan la bondad y el bien, bailando
en diferentes momentos o realizando caricias o simulaciones de acto sexual,
como símbolo de propiciatorio de la fertilidad.
En este grupo está
también la Pareja del Ciego y su Lazarillo, que suele denominarse Molacillo o
Criado. Se dedican a cantar coplas y cantares con referencias a los sucesos
acontecidos a lo largo del año con tono satírico o burlesco y a veces, también
intentan venderlas mendigando por la localidad.
También se representa la figura del labrador y el pastor como
representantes de ritos propiciatorios de la fertilidad de la tierra y los
animales, como la vaca y la vaquilla.