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El profesor Joaquín García Nistal en la conferencia impartida este jueves para Promonumenta en el Ayuntamiento. | MAURICIO PEÑA
Joaquín Revuelta | 19/02/2022AA
«El trabajo coordinado es el gran mérito de los retablos»
ARTE Y PATRIMONIO Joaquín García Nistal es coautor junto a la profesora Vanessa Jimeno Guerra del libro ‘El retablo renacentista en el este de León’ que el próximo domingo 27 de febrero La Nueva Crónica ofrece a sus lectores por 9,95 €
La Nueva Crónica incrementa la colección de libros
con la publicación, el próximo domingo 27 de febrero, de ‘El retablo
renacentista en el este de León’, un pormenorizado estudio de los
profesores de la Universidad de León, Vanessa Jimeno Guerra y Joaquín García Nistal, que recoge y
analiza una significativa muestra de retablos de este de León –diez de los
cuales conforman una ruta de indudable interés turístico– realizados durante el
contexto del Concilio
de Trento o el inmediato periodo postridentino.
– Me
gustaría empezar preguntando si el término plateresco utilizado en un primer
momento para definir los retablos que conforman la ruta es el adecuado o sería
más propio hablar de renacentista, como se ha venido utilizando últimamente y
al que recurren en el caso de la publicación.
– Bueno, la duda es lógica. Es habitual que en ocasiones se utilice el término
plateresco, pero lo más correcto es hablar de retablos del Renacimiento. El
término plateresco se ha usado, como otros muchos términos, porque hay una
trayectoria historiográfica o de tiempo que se ha aplicado para intentar
demostrar la singularidad de algunos ejemplos, y el plateresco pues venía a
decir que era un tipo de renacimiento muy particular de lo español. Hoy se sabe
que hay muchos renacimientos muy particulares, que el término plateresco se
entiende que está enfocado a esos trabajos de la platería muy decorativos y que
aplicado en otros campos como la arquitectura, la retablística o la escultura
se entiende que es un término no demasiado aceptado por los historiadores del
arte. Como término llamativo o publicitario podría tener su filón, pero que
desde el punto de vista académico se ha quedado trasnochado al tratarse de un
término un poco decimonónico.

Portada del libro que edita La Nueva Crónica.

– ¿Qué circunstancias económicas y sociales se daban en el este de León durante el siglo XVI para que los pueblos pudieran renovar la apariencia de sus templos y que tuvo una especial incidencia en el caso del retablo?
– La coyuntura económica es excelente en el siglo XVI y eso anima la renovación en muchos templos. No solo hay nuevas construcciones, por poner un ejemplo paradigmático en León como es el antiguo convento de San Marcos, sino que prácticamente muchos de estos puntos de la diócesis de León y de la diócesis de Astorga intentan renovar los templos y lo hacen de muy diferentes maneras: sustituyendo portadas, cambiando las cubiertas y por supuesto implicándose en la renovación, por ejemplo, de los retablos, que es una pieza muy singular, muy efectista también, que permite cambiar el interior de los templos y de las parroquias casi únicamente con una sola pieza, con un gran retablo que es lo que acapara a fin de cuentas las miradas de los fieles.


– Comparte la autoría del libro con la profesora Vanessa Jimeno Guerra. ¿Cómo ha sido la distribución del trabajo y si existía un trabajo anterior que haya servido de base al libro que ha editado La Nueva Crónica?
– El trabajo con la doctora Jimeno Guerra es al cincuenta por ciento, quiero decir que hemos hecho un reparto de los diferentes retablos, hemos hecho un reparto también dentro del propio capítulo introductorio y de las conclusiones. Alentados por el entusiasmo de todas las partes implicadas, desde la Asociación Cultural Balle de Scapa hasta La Nueva Crónica, responsable de la edición del libro, es lo que nos animó también a meternos de lleno en la publicación, que como tal no hay un estudio previo, y nosotros lo reivindicamos también en el libro. No hay un estudio dedicado al retablo renacentista en el este de León, tampoco hay un estudio como tal dedicado al retablo renacentista en León, en cambio sí tenemos por ejemplo un estudio dedicado al retablo barroco leonés. Nuestro interés era agrupar todo lo que ya se conocía en algunos estudios puntuales sobre maestros de la escuela de Juan de Juni, particularmente, que eso sí que se trabajó en su día en una tesis doctoral de una profesora de la Universidad de León que falleció a edad muy temprana, Aránzazu Oricheta García, que ha supuesto un punto de partida fundamental. A partir de ahí nosotros hemos intentado indagar en todas las fuentes documentales, rastrear archivos y también hacer un estudio iconográfico completo de los retablos, que era algo que no existía.

Retablo mayor de la iglesia de los santos Justo y Pastor en Celada de Cea.
– En su estudio señalan que a pesar de sus
diferencias, en los retablos del este de León predomina la tipología de planta
lineal, con tendencia a desarrollar tres cuerpos en altura sobre predela, pequeño
cuerpo de remate a modo de ático y cinco calles que otorgan una marcada
horizontalidad a los conjuntos, donde a menudo se utilizan las calles laterales
para las tablas pintadas y las centrales para las imágenes escultóricas.
– En todos hay alguna variable, no se ajustan todos a unas pautas muy
homogéneas, pero sí que es verdad que hay una coincidencia. Primero que todos
tienen un cierto protagonismo pictórico, y eso es indicativo de que existe una
buena red de pintores que se están moviendo por el territorio de León y que
ofrecen las suficientes garantías como para representar diferentes pasajes de
tipo evangélico y utilizando además un nuevo tipo de pintura, como va a
ser la renacentista, donde ya se preocupan por la perspectiva, el uso al óleo,
es decir que hay unos talleres sabemos que bien formados. Y es verdad que un
poco en consonancia todos suelen tener unos cuerpos con tendencia horizontal,
que es una pauta también que marca el arte del Renacimiento en toda la
península, generalmente tres cuerpos, a veces sobre un pequeño banco, que suele
estar también policromado o suele estar tallado. Y destaca principalmente un
excelente trabajo de talla, del relieve, de todo lo que es el cuerpo vamos a
decir arquitectónico, la estructura arquitectónica que vemos dentro de los
retablos.

Retablo mayor de la iglesia de San Andrés en Joara.
– ¿Dentro del retablo, qué tiene mayor valor
artístico, las pinturas, las esculturas o la propia estructura?
– Nosotros insistimos mucho en que el gran valor de estos retablos siempre es
la perfecta coordinación de un grupo de especialistas en muy diversos oficios.
Y eso creo que hay que tenerlo muy en cuenta porque generalmente siempre
estamos pensando en la obra del gran maestro y ningún gran maestro hace una
obra él solo. Aquí están perfectamente coordinados carpinteros y escultores de
muy diferentes especialidades, alguien que se dedica a trabajar más esas
figuras exentas o de bulto redondo, otros que trabajan directamente unas tallas
muy particulares dentro del retablo, otros carpinteros que estarían trabajando
más al nivel de la estructura, y a su vez se están coordinando con un grupo de
pintores que generalmente tampoco es uno en solitario, y dentro de la propia
pintura hay especialistas, unos en el dorado, otros en la pintura sobre
tabla… Lo que vemos es un trabajo en conjunto de un grupo muy numeroso en
realidad, especialistas de muy diversos oficios y eso es la singularidad y
también la grandeza de los retablos. Es como una obra total que engloba
arquitectura, escultura y pintura, y que a fin de cuentas es el resultado del
trabajo de un grupo muy especialista de diferentes oficios.
–
¿Existen similitudes formales entre los retablos que conforman esta ruta del
este de León o en realidad son bastante diferentes entre sí?
– Hay un grupo de características semejantes, especialmente, como ya indicaba,
el carácter pictórico. Todavía tradicionalmente son retablos cuyas principales
escenas se realizan en pintura sobre tabla. Todos ellos también tienen como
característica muy singular un tipo de talla decorativa en toda la estructura
donde se ve claramente la huella de lo que ha sido el taller de Juan de Juni y
la huella que ha ido dejando a lo largo del territorio leonés. Pero obviamente
luego dentro de cada uno encontramos muchas particularidades. Se denota una
mano también diferente en algunas de las pinturas, maestros más anclados en la
tradición, otros que son más renovadores y que apuestan más por las novedades
que llegan de Italia y del Renacimiento italiano, otros que pueden ser un poco
más conservadores. Pero, como te decía, el retablo es el fruto de la
colaboración de muchos maestros y podemos ver casi en cada uno de ellos muchas
de estas opciones, algunas más ancladas en lo tradicional, otras más
renovadoras, y a fin de cuentas también una variedad, que es lo que les hace
singular.
– Un
tema interesante es la irrupción de la figura del sagrario y que en algunos
casos hace modificar la propia estructura del retablo al erigirse en la pieza
central del mismo.
– El sagrario va a ser una pieza determinante, porque especialmente a partir
del Concilio de Trento, ya hablamos desde 1545, se establece la importancia que
tiene la eucaristía dentro de la liturgia cristiana católica. Esto es lo que le
otorga más relevancia al expositor, al sagrario y todo lo que tiene que ver con
la celebración de la eucaristía. Y esto demanda que haya una pieza muy singular
dentro del retablo, que es
la custodia, a veces se denomina tabernáculo, y eso hace que
si había algún retablo creado anteriormente al Concilio de Trento se tenga
incluso que elaborar un nuevo tabernáculo que a veces modifica bastante el
propio eje central del retablo. Y muchos de ellos es verdad que se están
elaborando en ese periodo trentino y en el propio contrato claramente estaría
estipulado que el sagrario adquiera un protagonismo por encima de cualquiera
otra pieza del conjunto. Entonces digamos que es el que focaliza por
necesidades litúrgicas. No tenemos que pensar que el retablo es un elemento
inerte, viene totalmente relacionado con toda la celebración litúrgica, el
boato en torno a esa celebración y el sagrario era la pieza clave.

Retablo mayor de la iglesia de Cristo Rey en Cistierna.
– ¿Cuáles eran los motivos que servían de inspiración
tanto a escultores como a pintores que participaban en la creación de este tipo
de retablos?
– Vamos a decir que hay dos tipos de motivos. Unos religiosos, que son los
episodios centrales. La titularidad de los templos hacen o demandan que haya
una serie de tablas dedicadas precisamente a los santos del templo, y
generalmente sus martirios, pues muchos de ellos son mártires, se vinculan con
el propio martirio de Cristo, con el ciclo de la Pasión. Lógicamente todo esto
hay que entenderlo en esa clave de la redención de los pecados a través de la
fe, que es el principal mensaje, también muy en el contexto del Concilio de
Trento, que se establece a través de los retablos. Pero, por otra parte,
tendríamos otros motivos que diríamos más marginales, no ocupan las calles
principales, están más bien en la estructura, que son todos esos motivos
decorativos que están llegando desde Italia y probablemente están llegando a
través de algunas estampas, algunos grabados, algunos modelos impresos, que son
los que de alguna manera los escultores también están tomando para llevar a
cabo toda esa amalgama decorativa que nos llega desde Italia.
– ¿Cómo
ha sido la conservación de estos retablos del este de León y la evolución que
han podido experimentar con el paso de los siglos?
– Nos encontramos un poco de todo, pero en cierta medida es verdad que no son
conjuntos muy transformados, tal vez porque luego no ha habido, después de ese
siglo XVI, otros periodos igual tan boyantes desde el punto de vista económico.
Probablemente muchos de ellos, afortunadamente, se han conservado porque no
hubo momentos posteriores con el suficiente dinero para reemplazar por otros
conjuntos por ejemplo barrocos, pero en todo caso tenemos ejemplos de todo
tipo, que creo que también esto enriquece enormemente la ruta. Por poner solo
un ejemplo, el retablo de la Cofradía de Jesús Nazareno de Sahagún, lo que nos
encontramos es una serie de relieves del siglo XVI pero en una estructura
barroca, unos relieves que además proceden del antiguo convento de Trianos y no
sabemos muy bien porqué medio acaban llegando hasta este lugar de la Cofradía
de Sahagún y se integran en un conjunto que nada tiene que ver con el
primigenio. Algunos es verdad que no los contemplamos tal y como fueron, pero
mayoritariamente sí, con algunas modificaciones. Algunos han sufrido varios
repintes, que es algo habitual. La conservación en general es bastante
aceptable porque buena parte de ellos han sido objeto de restauración y otros
muchos ojalá que puedan ser restaurados en un futuro.

Retablo de la capilla de la Cofradía de Jesús Nazareno en Sahagún.
– La llamada ruta de
los retablos renacentistas del este de León ha despertado un gran interés
turístico, con una importante promoción por parte de algunas instituciones, a
lo que se suma también la publicación de La Nueva Crónica que el próximo
domingo 27 de febrero llegará a sus lectores y al público en general. ¿Cómo
valora este movimiento?
– Particularmente creo que esto era uno de esos muchos tesoros olvidados
o que si no estaban del todo en el olvido pues no siempre están en el recuerdo
de todos o en muchos casos absolutamente desconocidos por la mayoría, incluso
de los leoneses, ya no hablemos de fuera de nuestra provincia. Y creo que esto
es una buena lección de lo que hay que hacer. En este caso, y esto no nos ocupa
a nosotros como autores del libro, pero asociaciones culturales que se están
implicando por reivindicar los valores patrimoniales que tienen en sus
localidades, que son capaces de movilizar a instituciones, mover a un conjunto
de personas para poner en valor esos tesoros que tienen, creo que es la mejor
guía. Obviamente, luego es necesario que exista, como en este caso, un respaldo
institucional, que por ejemplo La Nueva Crónica haya impulsado también la
promoción y edición de una publicación que va a servir para difundir y poner en
conocimiento a toda la comunidad del valor de estas piezas, y creo que ese es
el camino a seguir. No mirar al pasado con nostalgia sino intentar aprovecharlo
para promoverlo, para difundirlo, para que se conozca y si es posible para
sacar algo de rentabilidad también. Simplemente nosotros, a pesar de todas las
ocupaciones, si de alguna forma nos comprometimos con todo este proyecto de la
publicación fue en buena medida porque vimos el entusiasmo en los habitantes de
las diferentes localidades y el entusiasmo es la primera arma que deberíamos
tener siempre para reivindicar lo nuestro.




