Una cata de cinco por dos metros y otra de tres por tres metros cuadrados en una pradera de Compludo esconden nuevas pistas sobre el orígenes del monacato en el Bierzo.
Ese es el espacio de terreno donde este verano el equipo dirigido por el historiador Artemio Martínez Tejada y el arqueólogo Marcos Muñoz Sánchez han hallado nuevos restos, todavía sin datar, del que fue el primer cenobio de la Tebaida Berciana, fundado por San Fructuoso en el siglo VII y habitado durante siglos en sucesivas reedificaciones.
Los trabajos han permitido sacar a la luz restos de muros de piedra bien escuadrados que en algún momento se derrumbaron por avenidas de agua, y algunas piezas menores de cerámica.
Cronología del hallazgo
«Hemos localizado lo que buscábamos, pero todavía no hemos hallado un fósil director para datarlo»
Y por si hubiera alguna duda de que pertenecen al monasterio de Compludo, las catas en el ‘Prao’ la iglesia, como lo llaman los vecinos, también han servido para dar con las huellas que en los años 1956 y 1957 dejaron las excavaciones de José Menéndez Pidal, el primero que se interesó por escarbar en los orígenes de la Tebaida.