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León en Nueva York: el BEATO DE SAN MIGUEL DE ESCALADA, los DOS APÓSTOLES ROMÁNICOS, la PLACA DE MARFIL DE MARÍA MAGDALENA y el SEPULCRO DE SUERO DE QUIÑONES, entre las piezas más destacadas.

León en Nueva York: el BEATO DE SAN MIGUEL DE ESCALADA, los DOS APÓSTOLES ROMÁNICOS, la PLACA DE MARFIL DE MARÍA MAGDALENA y el SEPULCRO DE SUERO DE QUIÑONES, entre las piezas más destacadas.

DIARIO DE LEÓN 4-8-2023

El León encerrado en Nueva York

Tesoros leoneses en la Gran Manzana. Los grandes museos de Nueva York, del Metropolitan al Guggenheim o la Hispanic Society y The Morgan Library&Museum, poseen obras de arte leonesas. Algunas fueron ‘exportadas’ en extrañas circunstancias.

La placa de marfil de María Magdalena y los viajeros de Emaús

VERÓNICA VIÑAS

4 DE AGOSTO DE 2023, 3:33

Que las pinturas de la leonesa Teresa Gancedo estén en el Museo Guggenheim de Nueva York es un éxito, pero que los sepulcros de Suero de Quiñones y su esposa, Elvira de Zúñiga, se exhiban en la Hispanic Society, al oeste de Broadway, huele a expolio. Y no es un caso excepcional. Los principales museos de la Gran Manzana atesoran piezas leonesas, algunas excepcionales. Entre las piezas más sobresalientes que fueron a parar a los museos neoyorquinos destacan

un crucifijo de Carrizo en el Metropolitan, en su sede de la Quinta Avenida; dos vírgenes góticas, un san Martín a caballo, de Sahagún (siglo XV) y una virgen románica, en la Hispanic Society; y un códice también de Sahagún que pertenece a la colección de The Morgan Library&Museum, donde fue a parar la ‘obra maestra’ el Beato de San Miguel de Escalada, incluido en el registro de la Memoria del Mundo por la Unesco.

The Cloisters (los claustros en español) es una excentricidad. El multimillonario John D. Rockefeller, al igual que hiciera el magnate Randolph Hearst, se montó hace 75 años una ‘ciudad’ románica y gótica en la Gran Manzana. Hoy, The Cloisters es una extensión del Metropolitan, el gran museo neoyorquino donde puede visitarse desde el patio renacentista del castillo de Vélez Blanco a un templo egipcio. Ubicado en el norte de Manhattan, The Cloisters alberga algunos de los tesoros expoliados al patrimonio leonés, por mucho que fueran vendidos ‘legalmente’ en los años veinte.

Bajo la nave erigida para albergar el ábside de San Martín de Fuentidueña (Segovia) se muestran joyas como el Beato de Maius. El monje leonés Maius, autor también del Beato de Escalada, está considerado el ‘Picasso del siglo X’. León en los siglos X y XI fue el mayor centro de producción de beatos, un conjunto de manuscritos medievales (36 conocidos hasta la fecha) que copian el Comentario al Apocalipsis de San Juan, escrito en el siglo VIII y conocido popularmente como el Beato de Liébana, en honor al autor, el monje también leonés del mismo nombre. Joyas como el Beato de Gerona o el de Fernando I y Sancha salieron de aquí, aunque ninguno se conserva en León.

Una parrilla medieval

Uno de los objetos más curiosos que alberga The Cloisters es una parrilla de hierro del siglo XII-XIII. La ficha del museo sólo indica que procede de León y fue vendida en 1920. Otro de los tesoros es la placa decorada con el viaje a Emaús y Noli Me Tangere (las palabras que Jesús dirige a María Magdalena después de su resurrección). Se trata de un marfil de 27 por 13 centímetros que tiene inscrito en latín ‘el Señor le habla a María’. El museo destaca la importancia de León como centro productor de marfiles medievales. «Esta preciosa talla de marfil era parte de un conjunto más grande, tal vez un santuario relicario decorado con otras escenas de la vida de Jesús», explica la ficha del museo. La pieza llegó en 1917, do nada por J. Pierpont Morgan.

En el museo erigido por Rockefeller se guarda una Virgen con niño, de los siglos XIII y XIV, procedente del antiguo Reino de León. «Esta Virgen y el Niño entronizados es un raro ejemplo de España», dice en su web The Cloisters.

León fue un ‘gran bazar de antigüedades’ para los multimillonarios norteamericanos durante la primera mitad del siglo XX. Una época en la que se vendían piezas de arte sin control. Arthur Byne, el que vendió el famoso claustro de Palamós, está detrás de gran parte del expolio leonés. Considerado en su época como un hispanista, Byne también aparece tras la colección del millonario Raymond Pitcairn, que llegó a reunir más de 600 tesoros medievales. El Museo Glencairn, el segundo en importancia de Filadelfia, preserva dos apóstoles románicos de marfil de principios del siglo XII, que la investigadora Noemí Álvarez Da Silva, del Instituto de Estudios Medievales de la Universidad de León, considera originarios del taller de eboraria de San Isidoro, provomido por Fernando I y Sancha. Del mismo taller de mariles salieron joyas como el Crucifijo de Fernando I y Sancha y la Arqueta de las Bienaventuranzas (ambas hoy en el Museo Arqueológico Nacional).

El retratista de Hollywood

Nacido en León en 1872, Enrique Dorda retrató a las estrellas del Hollywood de la época dorada, como Greta Garbo o Marlene Dietrich, así como a la nobleza europea. En 1913 ya era un reconocido retratista. En 1928 puso rumbo a La Habana, donde inmortalizó a la alta sociedad cubana. Un año después recala en Nueva York, donde residirá hasta su muerte en 1947. En la Gran Manzana realiza encargos para reconocidas revistas de la época. El Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Metropolitan Opera House tienen obras del artista leones; esta última posee un retrato de la soprano valenciana Lucrezia Bori, cuyo nombre real era Lucrecia Borja.

El MET también tiene una obra de Eduardo Arroyo —la titulada Notas de Guernica, de 1970—.

En 1951 Vela-Zanetti ejecutó su obra más universal: la serie mural destinada al edificio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de Nueva York, conocida como La ruta de la libertad. El gigantesco lienzo Aldeanos leoneses, de Sorolla, forma parte de la colección de la Hispanic Society, con sede en la Gran Manzana. El cuadro pintado por el artista valenciano en 1907 fascinó tanto al magnate norteamericano Archer Milton Huntington que no solo lo compró, sino que encargó al artista valenciano la célebre serie Visiones de España —obras de gran formato sobre las regiones de España—, para decorar la biblioteca de la sede neoyorquina de la Hispanic Society. La fundación creada por Huntington en Nueva York posee más de 18.000 piezas, que abarcan del Paleolítico al siglo XX, y una biblioteca extraordinaria con más de 250.000 manuscritos y 35.000 libros raros, entre los que se incluyen 250 incunables, algunos de procedencia leonesa.

León fue para el magnate norteamericano un auténtico ‘almacén’ de suministros. Sentía tanta fascinación por España que creó en 1904 la Hispanic Society con importantes obras de arte leonesas, como los sepulcros de Suero de Quiñones y su esposa, Elvira de Zúñiga, piezas del siglo XVI esculpidas en mármol blanco, que salieron de León en extrañas circunstancias. Originariamente los sarcófagos, obra quizá de Francisco de la Maza, pertenecían al monasterio de San Esteban de Nogales, uno de los más ‘saqueados’.

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