RELOJ DE LA CATEDRAL: CONSTRUIDO EN 1788 POR RAMÓN DURÁN.

RELOJ DE LA CATEDRAL: CONSTRUIDO EN 1788 POR RAMÓN DURÁN.

DIARIO DE LEÓN 15-4-2023

Grandes expertos se ofrecen a arreglar en la Catedral uno de los mejores relojes del mundo

Los mayores expertos de España ofrecen arreglar la maquinaria del siglo XVIII

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VERÓNICA VIÑAS

14 DE ABRIL DE 2023, 6:00

Es uno de los mejores relojes del mundo. Pero está parado. «Es un Ferrari», afirma Antonio Labrador, un auténtico ‘maestro del tiempo’. «El reloj de la Catedral de León no tiene nada que envidiar al Big Ben de Londres», dice. Labrador, berciano afincado en Barcelona, y otros nueve miembros de la Asociación Nacional de Restauradores y Reparadores de Relojería Gruesa de España (Anreg) visitaron este jueves la maquinaria de este cronómetro construido en 1788 por Ramón Durán. 

«Ramón Durán fue uno de los mejores relojeros que ha habido en Europa en toda la Historia», explican. «El que hizo para León está en perfectas condiciones», coincidieron los expertos, que participan en el Congreso Nacional de Relojes, Campanas y Arte Sonoro, organizado por el Museo Casa Botines Gaudí y la Universidad. Tras revisar cada engranaje durante una hora, los especialistas aseguraron que la reparación es sencilla y el mantenimiento muy fácil. Falta que el Cabildo se pronuncie. Ellos están dispuestos a ponerlo nuevamente en funcionamiento, por «cuatro duros». 

El reloj de Durán lleva  parado desde 1995, a pesar de que tres años antes fue restaurado  por la prestigiosa escuela de relojería suiza Wostep, en Neuchâtel, bajo la tutela y financiación de la reconocida marca Rolex. En 1962, al jubilarse el responsable de dar cuerda al reloj de la Catedral, el tiempo se detuvo. Así permaneció durante treinta años. Fue durante las magnas obras de rehabilitación en la Catedral en 1992 cuando el Cabildo pensó en ponerlo nuevamente en funcionamiento. La Escuela Taller de León se encargó de restaurar la esfera —de una única aguja y que muy pocos saben leer—.

Según los miembros de Anreg, se arregló «la esfera que no era, mucho más pequeña». Al colocarla en la Torre Sur, fue preciso situarla diez metros por debajo de su ubicación original, porque, al ser de menor tamaño, no sería prácticamente legible. «Rolex, para evitar que alguien tuviera que darle cuerda cada dos días, hizo un remonte eléctrico de las pesas, el único que ha hecho en el mundo, y lo patentó».

Sin embargo, el ‘Big Ben’ de León, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), volvió a detenerse tres años después. «Se paró porque exige un pequeño mantenimiento. Seguramente, no lo entendían y no supieron ponerlo en funcionamiento», explica Labrador. El diagnóstico de los miembros de Anreg es alentador. «La maquinaria solo sufre la oxidación de llevar parado casi tres décadas». Pero tiene solución. «Hay que desmontarlo, limpiarlo, engrasarlo, pulirlo y volver a conectarlo a las campanas». 

Actualmente, el reloj que funciona es «a pilas». Una pequeña maquinaria eléctrica, que obligó a perforar los gruesos muros de la torre, mueve la manecilla del llamado reloj Rolex, aunque ni la esfera ni la maquinaria fueron fabricados por la firma suiza, que solo intervino en la reparación del 92.

El tiempo de la Pulchra

La Catedral de León no ha tenido suerte con sus relojes. El historiador del arte de la Universidad de León Jorge Martínez Montero, coordinador del  Congreso Nacional de Relojes, Campanas y Arte Sonoro, publicó una amplia investigación sobre los relojes y relojeros catedralicios del norte de la Península.

 La Catedral de León tenía un reloj «muy problemático» que se estropeaba con facilidad. Había sido construido en 1523 por el fraile Francisco y tenía dos autómatas, un león y un soldado. En 1773 se sustituye por otro realizado por el zamorano Francisco Francos, que duró únicamente quince años y acabó en la iglesia de Santa María de Benavente.

En 1783, nuevamente el Cabildo se plantea la misión de renovar el reloj.

Una joya parada
La maquinaria del reloj de la Catedral se paró en 1962, volvió a funcionar en 1992 y lleva parado desde el 95

Piden  entonces presupuesto a una casa de Londres, «con la condición de que venga persona inteligente a ponerlo», según consta en la documentación estudiada por Martínez Montero. El elegido es el relojero londinense Diego Evans, uno de los más afamados de la época, en el convencimiento de que «vendría por poco un oficial con él a ponerlo mejor que los zarramplines de aquí», dice textualmente el documento catedralicio, donde se comprueba la poca estima en que tenían entonces a los relojeros locales. 

Un año más tarde, el Cabildo descarta a Evans por ser demasiado caro. El relojero Ramón Durán, que residía junto al Palacio Real de Madrid y ya era muy conocido en aquel momento porque de su fábrica salieron relojes para los mejores conventos de la capital, iba a instalar en 1787 uno en la Catedral de Oviedo. El Cabildo leonés se entera de que Durán viaja con otro reloj. «Eran mecánicos, de péndulo y se podían montar y desmontar fácilmente; además, cualquier pieza se podía sustituir», explica el profesor leonés. Durán cobró a la catedral ovetense 45.000 reales; y a la de León, 5.000 reales más. Años después la esfera original fue sustituida.

Mala suerte
Antes del reloj Durán la Catedral tuvo dos relojes, uno en 1523 con autómatas y otro en 1773

El reloj de Durán fue declarado BIC en 1992. El 30 de diciembre de aquel año los técnicos Pierre Curchod, Jacques Mihilewicz y Jacques de Vialet montaban y ponían nuevamente en funcionamiento la ‘joya Durán’. La restauración supuso más de 2.500 horas de trabajo, cien planos de ordenador y el dibujo de todos los engranajes. El coste se elevó a ocho millones de pesetas, que sufragó Rolex. Ayer, los expertos relojeros se pasaban unos a otros las viejas piezas del reloj Durán que la firma suiza cambió. «Están perfectas», dijeron. «Nosotros no las habríamos cambiado. La única explicación es que las cambiaran para que aprendieran los alumnos».

El reloj de la Catedral de León solo tiene una aguja. El brazo que termina con un sol y una mano, marca las horas y también los minutos —contando las rayas que hay entre número y número—.. Un reloj que algunos creen parado. En 2021 UPL se puso en contacto con la casa Rolex por este motivo. La marca suiza respondió que estaba buscando maestros relojeros que pudieran arreglarlo. El Cabildo, al que nadie consultó, aseguró que el reloj funcionaba perfectamente, pero que «hay que saber leerlo».

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